sábado, 19 de diciembre de 2015

FELICITACIONES, NUEVOS PROPÓSITOS Y JORNADA DE REFLEXIÓN.



He recibido esta bonita caja de madera, deseándome un feliz y lento Año Nuevo 2016. Dentro, un caracol, un símbolo de lentitud por los siglos de los siglos. Y, junto a el simpático caracolito rosa, una felicitación navideña especial, un mantra, una petición, un deseo de que se cumpla...



No tiene pinta de felicitación navideña, ¿verdad? No lo parece..., casí ni lo es. Al menos, no una de las típicas. Esas tan manidas, con frases que nos sabemos de memoria, que casi se escriben solas. Pero antes de seguir, querría que la leyeráis...con atención...


Sé que esta felicitación tan especial, será el resultado de una cara campaña publicitaria, muy bien confeccionada por unos cuantos publicistas, que pretenden removernos por dentro, apelar a nuestra sensibilidad interior, a nuestra ñoñería navideña, mientras ellos están comprando regalos carísimos de última tecnología a sus hijos, para compensar esas horas que no están. Sé que lo único que pretenden es que venda mejor sus juguetes, que crea en sus palabras, que aún siendo verdaderas no sé si podré cumplir, con el reloj acelerado por el que regimos nuestra vida. Sé que apelan a mi propia culpabilidad como madre que no pasa todas las horas que querría con sus hijos. La misma culpabilidad que ellos sienten; la que les ha inspirado para felicitar la navidad a los clientes de su empresa. Y no sé si me va a hacer comprar más, o vender más y mejor sus juegos. Lo que sí ha conseguido, aunque sea por un instante, es pensar en mis propósitos de año nuevo. Y que , junto al de todos los años de dejar de fumar_ que no sé cuando cumpliré_, y a los siempre utópicos de dedicarme más tiempo a mi misma y ser más feliz, añada a la lista el de querer vivir más despacio. Sí, yo también deseo un Lento Año Nuevo, en lugar de próspero. Que nos sentemos más con los nuestros, que compartamos momentos de no hacer nada, de dejar la plancha para luego, de ya lo haremos mañana que ahora vamos a jugar con los niños. Será difícil salir de la rutina, que es como un bucle, un agujero de gusano que te engulle y te atrapa a toda velocidad: casa, cole, trabajo, corriendo a casa de nuevo, comida, merienda, al cole de nuevo, deberes, trabajo, lavadora, duchas, cenas y llegar al cuento de buenas noches con ganas de que te lo cuenten ellos a tí.
Las navidades son fechas nostálgicas, en las que nos invade un sentimiento de tristeza por el año pasado, por los seres queridos que ya no están, por los sueños y propósitos que hemos dejado de cumplir de nuevo...pero también son fechas de ilusiones renovadas, de nuevos propósitos. A final de año hay que parar, respirar y tomarse una jornada de reflexión, como con las elecciones. Repasar el año caducado y hacer balance, plantearnos si vivimos la vida que queremos, con quien queremos y como queremos. Y hoy, gracias a esta felicitación navideña me ha tocado jornada de reflexión a mí. Aquí estoy, trabajando, deseando que el reloj toque las ocho para compartir una cena caótica de sábado por la noche con mi familia. Prácticamente la única noche de la semana que cenamos juntos los cuatro y hoy pienso disfrutarla. Hoy me dan igual los codos en la mesa, los eructos y los manchurrones de ketchup en la pechera. Hoy hago el propósito de disfrutar de la cena, con calma, dejando los platos para luego, compartiendo luego el café con mi marido....y ya fregaré mañana.

Feliz y Lento Año Nuevo literaut@s...