miércoles, 28 de septiembre de 2016

LAS CANAS NO SON COMO LAS CUCARACHAS


 Después de este título tan explicativo, queridas literaut@s, os preguntaréis ¿por qué las canas no son como las cucarachas? ¿Por qué a esta buena mujer se le ocurre tal comparación? La verdad que si alguna literaut@ me empieza a conocer o ya tiene el placer o la desgracia de hacerlo, sabrá cuan difícil es para mí siquiera, escribir la palabra cucaracha. Llamémosle repelús lo que siento por estos bichitos... o mejor bichejos. (Repelús que igual es miedo o fobia enfermiza del tipo escalofríos recorren mi cuerpo)
Poniendo las cartas, o las fobias, sobre la mesa, podréis llegar a entender como coño anoche se me ocurrió este post. ¿Quién en su sano juicio (nunca he dicho que lo estuviera), mientras intenta conciliar el sueño, piensa en las putas canas que asoman a su abundante cabellera y se le cuelan en el subconsciente las cuquis (ya no soy capaz de escribir la palabra entera)?
Pues yo. Y está meridianamente claro. Mi malestar al mirar esos pelitos blancos que despuntan aquí y allá, es proporcionalmente igual de intenso al ataque de pánico irracional que acomete mi cuerpo ante la visión de determinado insecto. Y he ahí que el subconsciente es sabio. Sabio, o un poco despistado y al sacar del cajón la imagen correspondiente confundió canas con cucarachas. Y no creo que estén juntas por la letra por la que empiezan. Creo que el subconsciente es más de ordenar en base a las categorías y no al abecedario. 
Y he aquí, ahora sí,  la respuesta a la pregunta. La explicación de la afirmación del título. Me vino a la mente el eslogan...y sí...las canas nacen, se reproducen...¡pero no mueren las jodías!
Se reproducen, reproducen, reproducen... Hay que joderse. 
 Pero morir no las matas ni queriendo ni sin querer. Con lo que avanza la ciencia y no pueden inventar algo. Un producto para hacerlas desaparecer. O al menos un decrecepelo. Sí, sí, para que no crezca tanto y tan rápido coño, que al mes ya tengo dos centímetros de raíz. Todo crecepelos, todo para los calvos. A ver..., qué me dan toda la peña del mundo los pobres, pero ¡¿no ven que no sirve para nada?!  Pues a diversificar las investigaciones científicas. Inviertan el proceso señores científicos. Aunque pensándolo bien igual ya está inventado el champú decrecepelo, pero por no crear una ecatombe económica tienen la fórmula mágica guardada bajo llave. Las peluquerías irían a la quiebra, y como hay tantas... ¡las colas que se formarían en el INEM!
¡Ay! (Suspiros de España por mis canas)
 Así que al final, anoche una cosa llevó a la otra, y me dormí pensando en cucarachas y no en cuadrar mi agenda para visitar a mi peluquera, ahora amenazada por los descubrimientos científicos. Pesadillas claro...eso es lo que he conseguido. Así estoy ahora escribiendo a las 7 de la mañana, porque un insecto se ha encargado de despertarme antes de tiempo y fastidiarme esos veinte minutos de gloria, en los que duermes y no duermes con la mano en el despertador.
Buenos días tengan queridas literaut@s...con canas o si ellas, pero siempre SIN cucarachas.