sábado, 29 de agosto de 2015

BENDITOS BARES...


Me hago vieja. Lo sé. Me veo ya en la mesa camilla, con el brasero y cosiendo botones con las gafas de cerca en la punta de la nariz...¡Ay que no quieroooooooo! Yo quiero acabar en el bar de turno, jugando al parchís con mis amigas, arrugaditas como pasas, con el poleo del tiempo al lado. Y digo poleo, porque ya no será recomendable tomar café con nuestra edad. ¿Que por qué me ha dado ahora por pensar en que pasan, y pesan, irremediablemente los años? Pues porque, leyendo un artículo sobre los bares, esos fabulosos lugares en los que pasamos nuestra juventud, me he dado cuenta que no recordaba la última vez que había visitado uno de estos entrañables sitios Y me ha entrado una morriña de bar... No recordaba la última vez que en compañía de alguna de mis amigas, había intentado meter el chorrito dentro de la taza del water. Porque sí, no podemos negarlo, una de las cosas más características de ir de bares, es airear el chumino y vaciar la vejiga a duo. Y al que no lo entienda, vamos a resolverle el acertijo. 
A ver, tú estas muy agustito, dándole a la sin lengua e intercambiando risas con tu grupo de amigos, compañeros o lo que sea, y esa necesidad fisiológica que surge cuando ya llevas dos cervezas, te jode la conversación. Y no te queda otra que levantarte y abandonar ese lugar de culto para aventurarte hacia el servicio, que a veces la búsqueda se las trae. Esos pasillos que parecen sacados de Tesis, con fluorescentes que dan pavor. Esos giros, escaleras de caracol y bombillas colgando que a veces se encienden y otras no...por favor... que cuando llegas al baño de algunos bares ya no te meas, te cagas, pero de miedo.
Y después de salir del laberinto del fauno y llegar a la tierra prometida, te encuentras que, como si fueras Alicia en el país de los wc, tienes que adivinar por que puerta entrar. ¿Cual es el puto baño de mujeres? Es que quieren ser tan originales que tienes que hacer un curso acelerado de jeroglíficos.




Y cuando ya has resuelto el misterio y te decides por los melones, en lugar de por los limones, o por Caperucita en lugar del Señor Lobo, y abres la puerta, te encuentras con una cola, que ni la que se formó con el reparto de los panes y los peces, que me imagino que los apóstoles para organizar esa marabunta se las pasarían canutas. Así que allí estas, haciendo cola pacientemente, aburrida como una ostra, mientras tus amigos se lo pasan pipa fuera, repasando tu armario mentalmente a ver que modelito te falta, cagándote mil veces en tus tacones o haciendo mentalmente la lista de la compra o la de los reyes godos. Y cuando ya estás pensando en colarte en el baño del lobo feroz, que está siempre menos concurrido, entonces te toca y entras victoriosa en el retrete que no suele ser de cuento sino de película de terror. 
Si llevas unas cuantas copas, igual meas más a gusto que un arbusto, pero si aún vas serena...aquello parece la cámara de los horrores. Y si no te lo crees, prueba a hacer equilibrios sobre unos tacones de 10 centímetros, bajarte unos vaqueros que te has metido con calzador y, suspendida en el aire, (porque sobre mi cadaver mi culo roza la taza del water) intenta apuntar dentro de la taza, sujetando el bolso para que no te caiga. ES-TRE-SAN-TE. Y todo esto, mientras te rodeas en el mejor de los casos, de una decoración poética de gran nivel cultural, del tipo En caso de incendio, salir cagando o Caga feliz, caga contento, pero ¡por Dios! caga dentro. POESÍA con mayúsculas Pero ¡¿cómo no vamos a ir acompañadas al baño?! ¡Madre mía! esa tortura hay que soportarla en compañía y medio borrachuza a poder ser. Y más si encima cuando vuelves a la mesa...¡te has perdido la mitad de la conversación! ¡Qué horror! Te pasas cinco o diez minutos sin poder meter baza. Grave. Muy grave, ciertamente. 
Así que, ese es el motivo por el qué las mujeres vamos al baño de dos en dos, como mínimo. Porque, al menos, con un poquito de cháchara, resulta menos insufrible entrar en algunos cubículos. Hasta te olvidas del olor inmundo. En compañía, hasta pierdes tiempo en retocarte el maquillaje rodeada de orines y trozos de papel de water que se te pegan a los zapatos, fíjate tú.
¡Ay! Aunque no lo parezca, literaut@s, pienso en los bares, y en sus baños, con ternura. Y me ha entrado tal añoranza, que voy a decirle a mi hijo a ver si me acompaña al baño, mientras me cuenta como se ha pasado con maestría la última pantalla del Super Mario Bros. A ver si se me pasa un  poco la morriña por esos Benditos Bares.





miércoles, 26 de agosto de 2015

EL GUARDIÁN INVISIBLE


Hola querid@s literaut@s, hoy quiero recomendar uno de los muchos libros que he leído este verano con la brisa marina azotando mis cabellos. Y a pesar del sol, de la brisa que trae con ella el olor a salitre. A pesar del sonido sordo de las olas al romperse y del calor pegajoso que te recorre entera...cuando abría este libro sentía el frío cargado de humedad, el olor a musgo y la oscuridad gélida de los bosques navarros de Baztán. Una oscuridad que repleta de crímenes, muerte, fantasmas y miedo te envuelve entera y hace que en ocasiones te recorra una sensación de desasosiego que no se va ni cuando cierras el libro. Me ha gustado mucho la forma magistral de escribir de Dolores Redondo, y ya he empezado sin dudarlo el segundo libro de la saga, otro caso para la inspectora de homicidios Amaia Salazar. El guardián invisible es un impactante thriller que tiene su mejor baza en el contraste entre lo científico y lo mitológico. Una impactante novela negra que mezcla con originalidad el realismo de una investigación policial con elementos mágicos de la mitología vasco-navarra. Lo mejor: su protagonista, una preparadísima agente que ha trabajado con el FBI y que tiene un pasado oscuro y atormentado, decisivo en la trama. De hecho sus reflexiones, miedos, traumas...son lo mejor del libro, un libro que si empiezas, no puedes dejar de leer, a pesar de que nos enseña con crudeza toda la negrura del corazón de los hombres. ¡LEEDLO SIN DUDAR!

martes, 11 de agosto de 2015

ALICIA ¿EN EL PAÍS DE QUÉ?

Escribiendo y compartiendo con vosotr@s
(...)Nos tomamos otro café en una cafetería muy literaria que habían abierto hacía poco en la misma calle. Me quedé maravillada con el sitio. Una decoración vintage con muebles decapados y un caótico mosaico de diferentes papeles pintados en las paredes. Apliques antiguos en las paredes y una lámpara de araña colgando del techo del salón principal. Los libros cubrían las paredes y ocupaban las mesas. Parecían olvidados por sus dueños, pero habían sido depositados con mimo, quizá para darles la oportunidad de ser leídos y ojeados por esos clientes, que olvidando por un instante las prisas, se deleitaban con un café y unas cuantas palabras.
En el momento en que traspasamos el umbral, inundó mis fosas nasales un aroma a café y a papel, y me sentí cómoda de inmediato. Y cuando se acercó a tomarnos nota la dependienta, que luego supimos que era la propietaria, ya supe que podía llegar a ser mi lugar favorito en el mundo. Lola era una mujer cincuentona, con el cabello rojo fuego, una indumentaria muy colorida y las muñecas llenas de pulseras de cuentas de colores. Se la veía muy alegre y charlatana, y de inmediato nos dio conversación. Era lo que me faltaba para adorar aquel lugar. Una propietaria encantadora, litros de café y montañas de libros para ojear o comprar…aquello era el paraíso para mí. Y más en aquel momento, que estaba tremendamente sensible y más introspectiva que nunca. Disfrutar de la soledad era en esos momentos mi objetivo principal, y me hice el propósito mental de acudir dando un paseo todas las mañanas para tomar un café y leer un rato en aquel entorno tan idílico y al mismo tiempo territorio neutral, sin recuerdos, reproches ni dudas. El Café Alejandría se acababa de convertir en mi Suiza particular.

Durante las siguientes dos semanas a parte de una visita para comer con Susana y Paco en su casa y dar un achuchón a mis gemelos favoritos, me dediqué a mi misma, a mi casa y a darle vueltas a la cabeza. Creo que estuve un poco meditabunda en aquella comida y debí dejar preocupada a Susi, porque aunque inventé mil excusas para no salir con ellas los días siguientes, no sirvió de nada. Es que tengo la regla y un dolor de ovarios que lo flipas, es que estoy sin depilar y parezco Macario, es que he dormido mal y me duele la cabeza…y un montón de esques más, que ni de lejos iban a convencer a mis dos amigas para que me dejaran en paz con mi soledad, sino todo lo contrario: se plantaron en la puerta de mi casa para autoinvitarse a unas cervezas. Y como sólo tenía un limón mustio, una bolsita de ensalada y dos yogures pasados en la nevera, bajaron al super de la esquina a por vino, cervezas y dos bolsas de papas e hicimos una sentada en el sofá.(...)
Esto va creciendo y ya es real...catorcemil palabras y creciendo...

domingo, 9 de agosto de 2015

PICAN, PICAN

Pican, pican los mosquitos...pican con gran disimulooooo....¡y una mierda con disimulo! Eso sería los mosquitos de antes, porque los de ahora no tienen reparos en pasearse moviendo las alitas a tu alrededor y tras dar tres o cuatro vueltas para despistar y que tú te marees dando brazadas y palmeando a lo flamenco para crearte la falsa ilusión de que tú puedes, que tienes la situación bajo control y que a la próxima te lo cargas, van y te dan un picotazo, que te dejan martirizad@. Pero bueno, ¿qué pasa con estos mosquitos de ahora que van tan a saco? Parece que se han modernizado, como los hombres, que ya pasan olímpicamente de la fórmula universal de ¿estudias o trabajas?, y ahora ya, con esto de la liberalización de la mujer, son más directos...o igual hasta esperan a que seamos nosotras las que digamos ¿en tu casa o en la mía? ¿Dónde vamos a llegar? ¡El romanticismo a la mierda! El arte del ligoteo ha muerto. Tanta novela erótica, igual ahora vas a la discoteca, (yo posiblemente voy a recoger a mi hijo dentro de nada) y te pregunta el lanzao de turno si te va bien quedar para echar un polvo aderezado con algunos azotes. ¿Dónde están esas miradas, ese pasar al baño y rozarse con disimulo, ese baile desplazándose hacia ti con disimulo, que empieza en la otra punta de la pista y al final de la canción ya lo tienes al lado acompañado de sus fieles compañeros que lo ayudan a ligar confraternizando con tus amigas? Y ahí era cuando se acercaba a ti, y con una sonrisa sexi de medio lado (o de borrachuzo, depende del día), hacía una de las preguntas estipuladas del tipo ¿de donde eres? ¿estudias o trabajas? ¿te invito a un cubata? que tu lo veías y tenías las respuestas preparadas. Ahora, a juzgar por como esta el panorama y lo lanzados que están los jóvenes hoy en día, igual se te acercan y te preguntan ¿a ti te gusta chupar? Ay, menos mal que no me veo sometida a este tipo de sobresaltos, que a mi lo más que me piden es la hora. Aunque, pensándolo mejor, voy a intentar convencer a mis amigas para que hagamos una escapada nocturna a ver lo que nos encontramos. Eso sí...primero nos prepararemos unas cuantas respuestas.

miércoles, 5 de agosto de 2015

VERANEANDO...MEDITERRÁNEAMENTE.

Hola queridas literaut@s. En primer lugar, quería disculparme porque con tanto veraneo, reducción de jornada y vacaciones estivales de los niños, tanto ir de un lado a otro, de la playa a la montaña…os he dejado un pelín abandonadas, y como quiero creer en la frase “ellos nunca lo harían”, os pido mil perdones por mi dejadez. Y es que reconozco que he estado durante el mes de julio en modo off. Me he dejado invadir por la desidia, por ese letargo estival que acunado por las repetitivas olas de calor, te cubre desde los dedos de los pies hasta el último pelo de la cabeza y no tienes ganas de hacer nada más que tirarte a la bartola(con un buen libro siempre, eso sí) y no pegar palo al agua. Eso sumado a que no está la economía para añadir megas a mi tarifa de internet móvil, hace que cuando llego a casa al alcance del adsl, después de playa y piscina con mis hijos, lo que menos me apetece es escribir, porque no valgo ni cuatro perras. Los niños agotan y las vacaciones con ellos más.
De mi decisión de tomarme mi veraneo con otra perspectiva quería hablaros hoy, porque he decidido vivir mi verano mediterráneamente. ¿Qué es mediterráneamente? Es ese vocablo que se han inventado en Estrella Damm para vendernos lo bueno de la forma de vida a estas orillas del mediterráneo, además de su cerveza. Con los anuncios ya no te hace falta ni mirar el calendario porque sólo con poner la tele ya sabes si estás a las puertas de la navidad si anuncian Freixenet y muñecas chochonas, o si viene el veranito cuando te cuecen a propagandas de cervezas fresquitas. Y en todos los anuncios de cerveza todos los protagonistas son jóvenes modernos y guapiiiiiiiiisimoooos, chicas de 90-60-90, hípsters con una vestimenta descuidada pero muy cuidada en realidad, todos llenos de desenfado, alegría, todo baile y saltitos y carreras por doquier. ¡por favor…! Si es que yo firmo un contrato de por vida con la estrella esa… Que yo vacío el consum si hace falta….me llevo tres carros enteros de birras, si así consigo parecerme, o que mi vida se acerque, a la esos amigos perfectos de los anuncios. Y es que todos los anuncios de cerveza encima molan mogollón: al compás de una música pegadiza que se convertirá en hit del verano, todos ríen, corren, brindan con emoción entrechocando los botellines… Y siempre brindan con clase ¿eh? No como una panda en el bar Manolo viendo a la selección con los ojillos rojos, la baba saliendo a espuertas de la boca, el cigarro en la comisura, y lanzando un grito a lo Christiano Ronaldo….eso no.
Así que viéndome abducida por el anuncio de Estrella Damm, su mediterráneamente de los cojones y ese espíritu veraniego en el que no hay dramas, ni trabajo, ni responsabilidades y solo hay que disfrutar, he decidido que algo tendrá de bueno ver tu vida de esta forma…mediterráneamente quiero decir. Aunque mis medidas no se ajusten a los cánones, no tengo una tabla de surf, un macizo de barbita cuidada a mi vera, ni me voy a una cala ibicenca a tomar el sol con el quinto en la mano, he decidido que voy a ser suuuuuupeeeeer positiva y que desde este momento mi verano va a ser supermediterráneo, superemocionante y superpoético. Con las palabras se puede hacer de todo y todo se puede matizar. Sí, sí…tranquilas literautas que ahora me entenderéis…
Si me voy a la playa con mis dos demonietes de niños, un pelín hiperactivos diría yo con tantas vacaciones, sol y aburrimiento que ni las escuelas de verano ni los deberes con los abuelos pueden aplacar…pues no hay que pensar en la arena en un ojo, el chuscarre de soletazo, el traslado de los bártulos, toallas, sombrilla, hamacas, cubos, palas, frisbi, pelota, redes para los putos cangrejos… ¿sigo? Va a ser que no. ¡Nada de todo eso! Tú te vas con tu familia que adoras y amas porque lo son todo para ti, a disfrutar de la brisa marina, el solecito calentando tu piel y las risas de los niños mientras tu marido salta las olas con ellos. Tú te vas a la playa con una sonrisa de oreja a oreja, con la mano de tu maromo acariciando sinuosamente tu muslo mientras conducís hacia la playa tranquilamente (estáis atrapados en una cola de coches de órdago pero no hay que decirlo), para pillar un sitio privilegiado en la arena blanca (rodeada de sombrillas y con los pies escaldados hay que omitirlo). Y vas a disfrutar de un tentempié supermediterráneo, es decir la susodicha cervecita, que en cuanto pegas un trago, te lo digo yo, toda la experiencia playera es lo más. ¡La vie en rose! Paseas tu cuerpo serrano por la orilla con tu pamela y tu biquini monísimo, y ¿qué más da que tengas michelín, o que el sombrerito sea del Primark? Hay que levantar la cabeza, sacar pechuga, y todo nuestro glamour interior, que estamos disfrutando de uno de los placeres por los que media España paga todos los años: sol, playa y Mediterráneo a tope. Si hacen anuncios así, ¿porque no vamos a poder hacerlos realidad? Ahora, eso sí, que no se os vaya la pinza como a mí. Aseguraros bien de lo que hacéis para conseguir que vuestra jornada playera sea mediterráneamente de anuncio, porque cuando me vio mi marido con el quinto en la mano, una sonrisa profident en la boca, y corriendo a cámara lenta por la playa con el niño enganchado de mi mano a la fuerza mirándome con cara de quienesestaseñorayquehahechoconmimadre, tipo familia feliz, estuvo a punto de hacerme escupir el preciado líquido veraniego, darme un Valium, y denunciar a Estrella Damm a la oficina del consumidor.
Buenas noches literautas y...¡a vivir el veranito mediterráneamente!

PD: Eso no quiere decir que no me gusten ni sepa apreciar los anuncios de los publicistas de Estrella Damm. Los aprecio...muchísimo...sobretodo a los encargados de hacer el casting para este último. Mmmmm, Quim Gutiérrez tiene una carita de chiste cuando sonríe que me encanta, y que voy a decir del Francino...es mi perdición. Aquí os lo dejo...