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martes, 20 de febrero de 2018

CUARENTA Y.... ACNÉ!




Sí, el título es literal. Hoy me he levantado con un grano de tamaño considerable, imposible de camuflar con maquillaje y situado en una zona bien visible. Y. sí, hoy cumplo 40 añazos. Y me encanta cumplir años, pero celebrarlo con un grano no me hace tanta gracia, sobretodo teniendo en cuenta que la edad que cumplo hoy no es la más habitual para sufrir acné. No me jodas, que me salen arrugas y si me pongo cremitas me salen granos. Hay que joderse, que no puedo ni luchar contra la ley de la gravedad. La edad podría servirme de excusa para gastar cantidades ingentes de dinerito en la perfumería, pero ni eso. Y os puedo asegurar que todo cae. Esto ya lo hemos hablado, no hace falta comentar el rotulador permanente que sujeto con las tetas...es suficientemente bochornoso con solo pensarlo... Así que resumiendo... mi cara también cae. No tengo la piel tersa y fina, y empieza a descolgarse de mis mejillas a lo perro pachón. No tengo muchas arrugas gracias a mi tipo de piel pero cada una tenemos lo nuestro. Por eso, digo yo que es una broma del destino, que desde los 11 tenga que sufrir la compañía de los granos y no me abandonen ni a los cuarenta. Ya está bien ¿no?
La adolescencia es una mierda, y en parte es porque tu cuerpo va por libre y no te reconoces en él. Pues se ve que mi cuerpo rechaza cumplir años a su manera. y también va por libre, porque sigo sufriendo acné, siga los métodos de belleza que siga. Que no me lluevan ahora consultoras de merikey, porfiplís...que con los años también he perdido paciencia. Lo hago todo como debo, casi todos los días. Es decir... limpieza nocturna y limpieza mañanera, cremita hidratante pero no grasa, maquillaje matificante pero transpirante...y su puta madre. Pero, manda cojones que un día...¡un solo día! que utilizo una toallita desmaquilladora del super porque son las 10,30 de la noche y aún no me he sentado desde las 7 de la mañana y mi cuerpo me pide a gritos tirarme en plancha sobre el sofá, tenga que ser excusa o consecuencia, yo que sé..., para que me salga un grano del tamaño de un limón.  ¡Hombreeeeee! ¡¿¿Una tregua, no??! Y digo hombre, porque seguro que el que me está jodiendo tiene pene. Si hay alguien ahí arriba ¡stop in the name of love! Los 40 ya son una losa para las mujeres, por si no tenemos una roca bastante grande encima solo por tener vagina: menos sueldo, más presiones, menos respeto y más exigencias... (¡A la huelga el día 8 de marzo mis valientes literaut@s, que se las apañen sin nosotras!) Así que no necesito añadir los inconvenientes de la adolescencia a mi ...¿madurez? ¡Uy que mal suena...! (flor de la vida, mejor etapa de mi vida, momento álgido...lo que sea, pero algo que suene fabuloso...se admiten propuestas). Porque, aunque todo vaya cayendo, en esta etapa, lo mejor es que me la repanpinfla todo. Que pienso lo que quiero, digo lo que pienso y hago lo que quiero. Y que dure por los siglos de los siglos, amén. ¡Viva los 40, con granos o sin!  

PD. Por favor, alguien con pene, así en plan colegueo, ¿puede pedirle al que manda que me quite el grano para el sábado? Que me voy de farra con  mis amigas y quiero ir monísima de la muerte, para poder decir bien alto que celebro los 40 y no se lo crea ni el tato

PD2 Hoy pienso saltarme la eterna dieta...y aunque no me comeré una tarta tan deliciosa como la de la foto, una maravilla de Miss Cupcakes Castellón, pienso zamparme primero, segundo y postre, cortesía de mis tres hombres que me han prometido que hoy me hacen una cena suuuupeeeer especiaaaaal que me estará esperando cuando llegue de trabajar. (Los cumpleaños tendrían que ser siempre en sábado)



viernes, 8 de septiembre de 2017

Humo 0 - mis kilos y yo 1


No hay lugar a dudas. El titular es bastante gráfico...Sí. Me he cascado más de 4 kilitos entre el verano, las vacaciones y la ausencia de tabaco.
La tontería esa que se les ha ocurrido a los directores de la pesada y soporífera cruzada antitabaco es convencer al  fumador, desesperado por dejarlo, de que si lo deja no engordará. Que es un mito, dicen ellos... ¡Y una mierda pinchada en un palo! Tomad nota que mi báscula lo sabe, y no os creáis nada.

Si váis a dejar de fumar, y os lo recomiendo encarecidamente (no por el sufrimiento sino por lo que se ahorran mis pulmones y mi bolsillo), hay que asumir que durante unos meses engordaréis  hasta el infinito. Lo cual tampoco tiene nada de malo. En cualquier caso, será sólo unos meses. Luego, con un poquito de esfuerzo, todo vuelve a su lugar.
Ahora, con la rutina del otoño, el ponerse las pilas con el trabajo y esta manía que me ha entrado ultimamente por ser la nueva presentadora de Bricomanía, le he dicho adios a tres kilitos y espero despedir a dos más calzandome las zapatillas. Pero si se diera el caso de que mis dos amigos hayan venido para quedarse, no me importa. Me la repanplinfa. A mi Mr. Big le gustan mis carnes y a mi me encanta estar libre de humo. Y por eso os animo a intentarlo. Marcaros un objetivo y un motivo. El vuestro. Sea por la pasta, por esa tos llena de mocos asquerosísimos, o por un familiar que se ha marchado demasiado pronto...elige tu razón y hazlo.



Por si a algun@ le sirve os contaré la mía... La primera y más inmediata razón para lanzarme a la agonia de despedirme de la nicotina, fueron los euros. El vicio está por las nubes, y me daba mucha rabia gastar casi 5 euros al día en eso. ¡150 euros con los que irme a la pelu o comprarme unos zapatos estupendos cada mes! ¡1800€ para hacer un viaje al año! Pero ¿sabéis cual fue y ha sido el verdadero motor para conseguir alcanzar la cima de los 10 meses sin fumar??? Mi independencia. Sí. Esa que toda mujer ansía desde el principio de los tiempos. Independencia de sus padres, de sus maridos, de los hombres. Porque con lo que nos ha costado (y lo que nos queda) conseguir equipararnos a los hombres, somos tan idiotas que soltamos unas cadenas, para cogernos a otras. El tabaco nos hace esclavos. Nos domina. No nos deja actuar libremente. Ni hacer lo que nos apetece. Pues no he pasado  frio en las terrazas por fumar.... y ¿cuantas veces he recorrido calles y bares para comprar un paquete a horas intempestivas?  ¡Pero si he llegado casi a chuscarrarme las pestañas con la vitroceramica, por no tener fuego para encender un pitillo! Si eso es ser una mujer libre...¡que me tiñan el pelo de colores! Claro que estuve unos dias de mal humor y que digo muchas palabrotas. Claro que no sabía que hacer con las manos. Claro que aún hoy sin darme cuenta, busco la pitillera en mi bolso. Claro que a veces me cuesta relajarme, y me pongo a ordenar y limpiar de forma compulsiva (de ahí que me haya convertido en Dora decoradora). Pero ahora, sobretodo, soy yo misma. Yo misma, fabulosamente libre. Libre, libre como el viento y con unas pequeñísimas contraindicaciones: un par de kilitos y un pelín de incontinencia verbal.  Ventajas infinitas. Entre otras un olfato y gustos renovados ( encontrar todo tan bueno no ayuda a mi línea, eso sí), una casa muy ordenada y muy limpia, menos resfriados y mocos cero, un montón de pasta para llenar mi armario y cambiar mi look,  libertad total y aliento fresco...¡Qué más queréis por Diorrrrrr!

Razones no os faltan literaut@s fumadoras y fumadores. Deciros a vosotr@s mism@s...¡Porque yo lo valgo! Y fumaros el último. Y zamparos luego, a  mi salud, un donut de chocolate... o dos.

lunes, 7 de agosto de 2017

OLA DE CALOR VACACIONAL



La semana que viene me voy de vacaciones. ¿Que dónde me voy? ¿A la playita como el año pasado???? Pues no. Ni de coña me vuelvo a Alicante a que me sude hasta el...alma. Sí, sí,... estoy de las olas de calor hasta el potorro. Cuatro o cinco llevamos ya esté verano interminable. Yo este año voy a buscar el fresquíviri. ¡Nos vamos al norte! Cantábrico... ¡espérame que voy! Desde Santurce a Bilbao, pienso ir por toda la orilla, comiendo pinchos y con la falda arremangada. Lo de lucir la pantorrilla, casi que lo vamos a dejar, que yo tengo mucha pierna, muslo y contramuslo... Y los vascos tienen su punto,  pero las vascas son de armas tomar...no la vayamos a liar. Ay! Sería bonito hacer un viaje de mujeres... A pescar vascos iría yo! Que mira por donde, no lo he hecho nunca. Ni vascos, ni de ninguna otra procedencia. Vamos, que no me he ido de pesca con amigas desde el Pleistoceno. Y de viaje ya no te cuento. La vida familiar es lo que tiene, que ya no pescas ni una trucha. Y yo mi vida familiar la empecé hace mucho, mucho, mucho tiempo atrás. Que os voy a contar. Y, oye, que quede claro que me encanta my family. Adoro a mis hombres, aunque a veces les haría el petate y los mandaría de campamento. Sí. A los tres. Mr. Big incluido. Pero hoy, en vísperas de hacer maletas y bártulos para cuatro personas y una semana fuera de casa, añoro la maletita de uno. Esa maleta que llenaría de trapitos monos, a riesgo de morir de un empacho de hacer listas para conseguir que combine todo con sólo un par de zapatos. Esa que cerraría sentando encima  mi pandero, muslo y contramuslo incluido, porque, por supuesto, acabo enviando las listas a la mierda y metiendo tres pares de zapatos, con sus correspondientes bolsos de mañana tarde y noche, la rebequita por si hace frío y la madre que lo parió. 
Que no. Que no sé hacer maletas sin estresarme. Y lo bueno es que, en un plis tengo la ropa de mis hombrecitos y mi hombretón preparadas. Pero...¡Ay cuando llega la hora de empaquetar lo mío! La cosa está muy chunga para decidirse. ¿Y si hace frío?, ¿Y si hace calor? ¿Y si caen chuzos de punta?, ¿ Y si hay una tormenta de nieve tipo fin el mundo, y nos quedamos atrapados y hemos de sobrevivir en la biblioteca quemando libros hasta que Dennis Quaid venga a rescatarnos con su trineo?????? ¡¡¡¿¿¿No me agradecerán entonces que meta en la maleta un pack de seis latas de atún de hacendado, una bolsa de pan de sandwich y mi superchaquetón con capucha de pelo que me queda divino y me tapa el frío???!!!
Si estáis o habéis estado en mi situación, está vez no creo que acabe el mundo. Lo he investigado y es poco probable que muramos todos precisamente este mes de agosto. Primero, porque he repasado todos los horóscopos, predicciones mayas, etc., y no he encontrado nada preocupante, a parte  de leer que tendré una avería en mi coche ( ¡Por dior noooooo! que el mes de julio llevo dos, una en cada vehículo) Segundo, y más definitivo, el mes de agosto no trabaja ni el tato. Así que no hay que preocuparse, porque ni los alienígenas van a molestarse en conquistar el mundo. Lo único con esta ola de calor, es que los glaciares se descongelen, así que por si acaso, yo meto en la maleta una barca hinchable bien plegadita. Y la hinchamos a pulmón, eso sí. Que si meto el hinchador no me caben las chanclas de pedrería. 
Ala, querid@s literaut@s, me voy a hacer listas y montones de ropa que sólo me quedan seis días, diez horas y cuarenta minutos para irme de vacaciones.
Y para ambientarme un poquito de músiquita de la zona...para entrar en situación...

domingo, 19 de febrero de 2017

TE VOLVERÍA A LLAMAR...AMOR


Paseo al abrigo de su abrazo. Me refugio de la brisa marina pegada a su costado, rozándose nuestras piernas al caminar. Tengo las manos frías como el hielo, ateridas por el frío, y él me las calienta, frotándolas entre las suyas. Me acerco aún más a su cuerpo y seguimos paseando. Y me da igual el frío viento del mar, el pelo que me da en la cara, los niños que nos reclaman para que juguemos con ellos... Por un momento somos él y yo dentro de una película romántica, donde la música suena y los protagonistas pasean, se abrazan, se miran y ríen. Y todo y todos a su alrededor son testigos de que algo surge entre ellos, de que se quieren, de que están enamorados. Y, solo por un momento, soy capaz de ver lo que tengo. Lo que tenemos es tanto... Tantos años juntos, dos hijos y nosotros subidos en esta montaña rusa que llamamos vida y de la que no quiero bajarme.
Paseo al abrigo de su abrazo. Le acaricio la cara y no le digo que le quiero, pero lo pienso. Y él me mira porque lo sabe, y me besuquea bromeando sobre darse el lote...como hacíamos hace veinte años, cuando me daba igual que vieran mi alma desnuda y vulnerable. Cuando me daba igual mostrar lo que le quiero. Así que hoy que paseo entre personas anónimas, fuera de mi ambiente y de mi gente, voy a fingir que no somos nosotros, que acabamos de empezar... porque lo que importa es, en realidad...que siempre, siempre...te volvería a llamar. ¿Y tú, amor?

miércoles, 2 de noviembre de 2016

LA COBRA, LA COBRA...¡LA MADRE QUE LO PARIÓ!


  OT. El Concierto. El punto final a tres domingos seguidos de nostalgia, de recuerdos y de volver a mis veintipocos. Esos en los que nos reuníamos frente a la tele, para ver el primer reality de nuestra vida. Y será que la novedad lo es todo, porque después de la primera edición de OT, (y la de Gran Hermano, of course) el resto ha sido porquería. O es que yo he desarrollado un rechazo total a los reality. Yo creo que Operación Triunfo me pilló en un momento de happy flower: primer trabajo, primera (y única) pareja seria, los felices 20... Todo era de color de rosa, y estaba todo lleno de unicornios, purpurina y pajaritos cantando. Así que, básicamente, me pasé todo el programa emocionada con las posibles e imposibles parejas que iban a gestarse en la Academia. ¡Ay!, esas miradas, esos roces, esos susurros...¡la música era lo de menos, qué cojones! A no ser que fuera un dueto chico-chica, claro. Gisela y Bustamante, Tenorio y la Fergó...y, la pareja por excelencia, la que no necesita presentación: Chenoa y el gilipollas de Bisbal. Sí, señores, fueron la pareja de España. Y sí, ha quedado claro que no me trago al ricitos. Lo siento si entre vosotr@s hay algun@ que es súper fan, pero no puedo con él desde la primera vueltecita que pegó sobre el escenario. Y me molan muchas de sus canciones, ¿eh? Pero en un CD. Verlo a él en directo me hace vomitar, mira si le cogí manía. Hay cosas que no se pueden controlar. Y mi animadversión por Bisbal y sus gorgoritos es una de ellas. Y mucha culpa la tiene el chándal de Chenoa, que le vamos a hacer...verla con ese careto, moqueando y con ese vestuario... sólo le faltaba el bol de helado de kilo y medio y la cajita de kleenex, ¡por Diorrrrrrr!

 ¡Qué horror de ruptura, con público escarnio incluido! Eso ya no se lo pude perdonar al chico. Y ahí, si Chenoa ya era mi preferida para ganar el concurso (Rosa no sabía hablar,  Bustamante sólo llorar y Bisbal girar),  en aquel momento, se convirtió en mi martir. Soy carne de los medios, que le voy a hacer. Soy la telespectadora más previsible del mundo. Total, que si los eto e increible, los rizos arriba y abajo, la vueltecita y el corazón latino, ya me generaban rechazo, su conversión en rompecorazones destrozachenoas me provocó odio. No odio de enviarle anónimos, a ver si me meto en un fregao...pero si de hacer zapping. No podía resistirlo. Cambiaba de canal en cuanto asomaban sus rizos al viento.

Pero, como dicen algunos, todo pasa, y  el tiempo todo lo cura... Al mismo tiempo que Chenoa cambió el chándal por el éxito y por otros novietes, yo fui capaz de volver a ver a  Bisbal por la tele, sobretodo desde que se cortó el pelo. De hecho creo que es directamente proporcional. No sé que neurona tengo estropeada pero la mayoría de tíos con pelo largo me causan rechazo, yo que sé porqué. 
He de reconocer que, incluso, estos últimos años, había llegado a admirarlo, por esa carrera estupendísima. Si era tan famoso internacionalmente, ¿quien era yo para menospreciarlo?
 
Y llegó La Voz... Y, a Dios pongo por testigo, que intenté controlarme... Pero si llega a repetir de coach otra edición, juro que me borro del programa. ¡Que cansino! Aunque... lo he seguido respetando, profesionalmente hablando, y principalmente porque se come paellas con Alejandro Sanz, y para mi Alejandro es lo más.

Hasta ayer. ¡HASTA AYER! Una y no más. Porque Bisbal ayer me jodió la noche. ¡Quince años! Quince largos años aborreciéndole y al mismo tiempo esperando. Esperando una madurez, un cambio por su parte, una reacción... Y NADA. Este tío es tonto. Quince años esperando,  y una noche que prometía mítica, se cubrió con tintes de tragedia. Hubo que esperar 15 largos años y un sinfín de actuaciones mediocres, entre ellas la de Juan Camus, para llegar al punto álgido del concierto: ese que tampoco necesita presentación porque tod@s estáis pensando en el dueto de los duetos: el Escondidos de Chenoa y Bisbal.  Yo estaba con la lagrimita, medio convencida ya, aunque pensando que seguía siendo un pelín gilipollas, porque ¿quién declara delante de toda España que te tengo cariño? Que cariño ni que cojones.  Y le da ese abrazo. Con palmaditas en la espalda. ¡¿Qué eres mi padre?!  En ese momento, no me gusta Chenoa... ¡soy Chenoa! Y aún así, seguí esperando. Y media España, como yo misma, estaba pensando a gritos: ¡que la bese jodeeeeeer! Esperando. Pero Bisbal, el hombre más incomprendido e incomprensible, que no increíble, de toda España, ¡le hizo la cobra a Chenoa! No se me desencajó la mandíbula de purito milagro, chic@s. ¡La cobra! ¡La cobra! ¡La puta de la cobra! ¡La madre que lo parió! A Bisbal, no a la cobra, pobrecito bicho.
47 millones de telespectadores esperando al son de la música romántica y con los pelos cómo escarpias, y todo acabó con una cobra. ¿Hola Pepita, viste el concierto de OT1? ¡Siiiii... menuda cobra! ¡Hombre Bisbalito, eso no se haceeee! Menudo resumen del concierto nos has dejao.  Cuando empezaron los primeros acordes de Escondidos, todos querían ser Bisbal, y por culpa de la puta cobra, hoy todos somos Chenoa. ¡Que coño... mañana me pongo hasta el chándal! ¡Che-nooo-aaa, Che-nooo-aaa...! (modo animadora on)
En conclusión, gracias a la cobra de Bisbal, nuestros sueños de 15 años están en el cubo de la basura, posiblemente donde acabará este reencuentro de Operación Triunfo, a no ser que lo reciclen muy mucho.
Y es que...lo recordaba más y mejor. 
Buenas noches literaut@s...y no soñéis con cobras...
¡Che-noo-aaa! ¡Che-noo-aaa!

martes, 11 de octubre de 2016

¡YA ES OTOÑO, EN TU...EJEM, EJEM!


Coño. Sí. Coño. Qué soez estoy hoy. Esta vez, la frase no es mía. Mi Mr. Big particular, se nos ha hecho poeta, ante cierto eslogan que va pululando por ahí durante estas fechas, que aunque se empeñen en el Corte Inglés en cambiar sus anuncios, la frasecita se nos ha quedado grabada por los siglos de los siglos. 
Esta vez, mira tú por donde, no puedo estar más de acuerdo. No penséis que me he vuelto loca. Ya sabéis de mi manifiesto aborrecimiento por el calor veraniego. Y, como ya enumeré en un post anterior, el sudor en ciertas partes del cuerpo, es uno de los motivos. Vestirse en verano es una puta mierda, pero peor es hacerlo en este veroño. VEROÑO : periodo estacional que comprende esos días en los que tienes tanto calor como para vestirte con un  ligero vestido veraniego  y sandalias fresquitas, pero ya no te ves de esa guisa y acabas embutiéndote en los vaqueros que no te caben después del atracón de helado que te has pegado en julio y agosto, lo que provoca que te sude hasta el chumino. Resumiendo: que es otoño por las fechas y no por lo que marca el termómetro.



Las mujeres, entre las que me incluyo, como somos masocas, debemos tener un chip de autodestrucción del vestuario de verano, porque en cuanto nos plantamos en el veintipico de septiembre, estamos tan deseosas de cambiar de vestuario, que seríamos capaces de sufrir una amputación de pies, antes de privarnos de estrenar ese par de botines preciosos de nueva temporada que nos acabamos de comprar. (El mío lo estrené hace dos días y al llegar a casa tenía los pies hervidos) ¡Ay qué ver lo subnormales que somos a veces! Pero sí, no lo puedo negar. Hoy cuando me he acercado a echar un ojo a la estación meteorológica como todas las mañanas a las 7.23 de los últimos 22 días, y  he visto que había descendido cuatro grados la temperatura, mi humor ha mejorado notablemente. Y al ver las nubecitas y el 70% de lluvia, mi engranaje cerebral se ha puesto en marcha inmediatamente: mientras desayunaba, ya estaba pensando en lo que iba a rescatar de mi vestidor de otoño. Es me me he quitado las legañas con ilusión y me he vestido con una emoción...



¡Yuhuuuuuuu! ¡Hoy no me sudan los pies! ¡se acabó la ración extra de desodorante! ¡mi cara no brillará como si me hubiese embadurnado mantequilla, en lugar de mi hidratante de tropecientos euros! Pero sobretodo, sobretodo...¡Ha llegado la hora de lucir mi lencería más sexy! 




Porque chicas...yo no soy de tangas. Así que con tanto pantalón fresquito y vestidito ligero, me he pasado todo el verano con bragas sin costuras para no marcar, o a lo Bridget Jones para esconder barriga. Y qué decir de los sujetadores... Todo el verano con camisetitas de tirantes, transparencias...todo muy mono...el envoltorio perfecto. Pero, ¿y lo de dentro? Una caca de vaca. 
Prescindir del sujetador no es una opción en mi caso: bajo mis tetas puedo sujetar no bolis, sino rotuladores permanentes. (Haz la prueba. Es la certificación de que la ley de la gravedad es implacable) Así que venga el sujetador sin tirantes, que te estrangula más que el pantalón en pleno atracón navideño. Y lo que es peor: de color visón. ¡¿Qué mierda de color es ese?! Nada de encajes ni de negros, granates, azules...ni siquiera blancos. Hay que conformarse con visón.
Y ¿qué queréis que os diga? Por más mona que salgas de casa, yo por dentro sé que voy de visón, y  eso no me hace sentir nada sexy. Por eso,querid@s literaut@s, hoy celebremos con entusiasmo la llegada del otoño verdadero, el descenso de las temperaturas, que nos abre un abanico de posibilidades de vestuario, exterior e interior que hará las delicias de nuestros familiares, amigos y vecinos de la finca de enfrente. A sacar los botines, los pantalones de pitillo y los sujetadores push up con lacitos y las bragas negras de encaje..
...porque el otoño, también ha llegado a                                                                                                                          nuestro coño.








miércoles, 28 de septiembre de 2016

LAS CANAS NO SON COMO LAS CUCARACHAS


 Después de este título tan explicativo, queridas literaut@s, os preguntaréis ¿por qué las canas no son como las cucarachas? ¿Por qué a esta buena mujer se le ocurre tal comparación? La verdad que si alguna literaut@ me empieza a conocer o ya tiene el placer o la desgracia de hacerlo, sabrá cuan difícil es para mí siquiera, escribir la palabra cucaracha. Llamémosle repelús lo que siento por estos bichitos... o mejor bichejos. (Repelús que igual es miedo o fobia enfermiza del tipo escalofríos recorren mi cuerpo)
Poniendo las cartas, o las fobias, sobre la mesa, podréis llegar a entender como coño anoche se me ocurrió este post. ¿Quién en su sano juicio (nunca he dicho que lo estuviera), mientras intenta conciliar el sueño, piensa en las putas canas que asoman a su abundante cabellera y se le cuelan en el subconsciente las cuquis (ya no soy capaz de escribir la palabra entera)?
Pues yo. Y está meridianamente claro. Mi malestar al mirar esos pelitos blancos que despuntan aquí y allá, es proporcionalmente igual de intenso al ataque de pánico irracional que acomete mi cuerpo ante la visión de determinado insecto. Y he ahí que el subconsciente es sabio. Sabio, o un poco despistado y al sacar del cajón la imagen correspondiente confundió canas con cucarachas. Y no creo que estén juntas por la letra por la que empiezan. Creo que el subconsciente es más de ordenar en base a las categorías y no al abecedario. 
Y he aquí, ahora sí,  la respuesta a la pregunta. La explicación de la afirmación del título. Me vino a la mente el eslogan...y sí...las canas nacen, se reproducen...¡pero no mueren las jodías!
Se reproducen, reproducen, reproducen... Hay que joderse. 
 Pero morir no las matas ni queriendo ni sin querer. Con lo que avanza la ciencia y no pueden inventar algo. Un producto para hacerlas desaparecer. O al menos un decrecepelo. Sí, sí, para que no crezca tanto y tan rápido coño, que al mes ya tengo dos centímetros de raíz. Todo crecepelos, todo para los calvos. A ver..., qué me dan toda la peña del mundo los pobres, pero ¡¿no ven que no sirve para nada?!  Pues a diversificar las investigaciones científicas. Inviertan el proceso señores científicos. Aunque pensándolo bien igual ya está inventado el champú decrecepelo, pero por no crear una ecatombe económica tienen la fórmula mágica guardada bajo llave. Las peluquerías irían a la quiebra, y como hay tantas... ¡las colas que se formarían en el INEM!
¡Ay! (Suspiros de España por mis canas)
 Así que al final, anoche una cosa llevó a la otra, y me dormí pensando en cucarachas y no en cuadrar mi agenda para visitar a mi peluquera, ahora amenazada por los descubrimientos científicos. Pesadillas claro...eso es lo que he conseguido. Así estoy ahora escribiendo a las 7 de la mañana, porque un insecto se ha encargado de despertarme antes de tiempo y fastidiarme esos veinte minutos de gloria, en los que duermes y no duermes con la mano en el despertador.
Buenos días tengan queridas literaut@s...con canas o si ellas, pero siempre SIN cucarachas.

sábado, 20 de febrero de 2016

30+8


   Ha llegado el ocho. Tengo un ocho detrás del tres. Un 3 y un 8...o sea se 38. El reloj hace tic-tac, tic-tac. Me acerco irremediablemente a los 40. En un día como hoy, en el que me faltan 731 días para ser cuarentañera (que no cuarentona, me niego en rotundo), me temo que, también irremediablemente, todo cae...por su propio peso. Y no tiene solución, a no ser que haga un maratón de gimnasio o me contraten para la portada del wo-Men's Health como al Bertín Osborne, que en dos meses lo van a dejar más musculitos que a Supermán. 
   Todo cae, querid@s literaut@s. La cara, por ejemplo, y mis fabulosos pómulos. Por más que estiro la piel delante del espejito, el mío de mágico no tiene nada. Cuando la piel empieza a descolgarse...u optamos por quirófano y parecemos momias como la Lomana que no puede ni vocalizar, o nos resignamos y conformamos con la naturalidad de un perro pachón. Me molan los pachones, que queréis que os diga. 
Y las tetas... la ley de la gravedad también hace mella en ellas. Esos pechos turgentes de antaño han pasado a mejor vida. La lactancia, los embarazos y esa... manía... que tenemos algunas de rebotar de una 40 a una 46 y viceversa, como en un partido de Nadal-Federer, que no acaba nunca, hacen que: uno...lleve ya perdidas dos tallas de sostén, y dos...mis tetas están condenadas para siempre a no volver a mirar al frente.
    Todo cae, hasta esas cosas que dejamos en el tintero por los miedos, los propios y los de extraños. Al final las cosas caen por su propio peso. Si uno es un ladrón, al final la policía lo pillará robando; si uno es escritor, las musas lo pillarán escribiendo, más tarde o más temprano. Y estas cosas...sí que es mejor que caigan...no como las tetas. 
   Así que, si estoy en la cama, como ahora, y me sobrevuelan estas ideas por la cabeza... Si tengo que levantarme a coger lápiz y papel, porque el cosquilleo de pies no me deja dormir... si me pilla la inspiración y necesito contar, decir, hablar... ¿¿¿¿¿eso significa que soy un poco (o un mucho, que luego mi profe me riñe por no valorarme lo suficiente) escritora???? RECTIFICO.....Es una afirmación. Eso significa que soy escritora. A veces no me lo creo. A veces saboteamos nosotros mismos lo que queremos hacer o conseguir. Porque da más miedo conseguirlo, que fracasar en el intento. Porque incluso cuando todo sale como uno espera, la vida cambia, nuestro alrededor muta, se transforma, y eso asusta más que decepcionar a los demás y a uno mismo. Estamos más cómodos en nuestra zona de confort, calentita, cómoda y a veces llena de mierda. Porque es nuestra mierda, la que conocemos. 
Hago público mi propósito de salir de mi zona de confort en más ocasiones, de lanzarme al vacío, de no pensar tanto, de dejarme ir en el papel, de mostrar al mundo como soy para que me conozcáis y de paso conocerme yo, yo misma y mis 38.
El reloj hace tic-tac, tic-tac. Y el mío no es biológico (ese ya lo he pasado de tuerca). Es ahora cuando me toca dar cuerda de nuevo a ese reloj que ha estado parado durante años. Engrasar la maquinaria de los sueños, los propósitos... Puede que lo que escriba no se publique jamás. Puede que solo vosotr@s seáis mi fiel público, querid@s literaut@s (que ya es mucho). Pero voy a escribir. Para que todo caiga por su propio peso. Porque tengo 38, y soy...eso....escritora.

sábado, 19 de diciembre de 2015

FELICITACIONES, NUEVOS PROPÓSITOS Y JORNADA DE REFLEXIÓN.



He recibido esta bonita caja de madera, deseándome un feliz y lento Año Nuevo 2016. Dentro, un caracol, un símbolo de lentitud por los siglos de los siglos. Y, junto a el simpático caracolito rosa, una felicitación navideña especial, un mantra, una petición, un deseo de que se cumpla...



No tiene pinta de felicitación navideña, ¿verdad? No lo parece..., casí ni lo es. Al menos, no una de las típicas. Esas tan manidas, con frases que nos sabemos de memoria, que casi se escriben solas. Pero antes de seguir, querría que la leyeráis...con atención...


Sé que esta felicitación tan especial, será el resultado de una cara campaña publicitaria, muy bien confeccionada por unos cuantos publicistas, que pretenden removernos por dentro, apelar a nuestra sensibilidad interior, a nuestra ñoñería navideña, mientras ellos están comprando regalos carísimos de última tecnología a sus hijos, para compensar esas horas que no están. Sé que lo único que pretenden es que venda mejor sus juguetes, que crea en sus palabras, que aún siendo verdaderas no sé si podré cumplir, con el reloj acelerado por el que regimos nuestra vida. Sé que apelan a mi propia culpabilidad como madre que no pasa todas las horas que querría con sus hijos. La misma culpabilidad que ellos sienten; la que les ha inspirado para felicitar la navidad a los clientes de su empresa. Y no sé si me va a hacer comprar más, o vender más y mejor sus juegos. Lo que sí ha conseguido, aunque sea por un instante, es pensar en mis propósitos de año nuevo. Y que , junto al de todos los años de dejar de fumar_ que no sé cuando cumpliré_, y a los siempre utópicos de dedicarme más tiempo a mi misma y ser más feliz, añada a la lista el de querer vivir más despacio. Sí, yo también deseo un Lento Año Nuevo, en lugar de próspero. Que nos sentemos más con los nuestros, que compartamos momentos de no hacer nada, de dejar la plancha para luego, de ya lo haremos mañana que ahora vamos a jugar con los niños. Será difícil salir de la rutina, que es como un bucle, un agujero de gusano que te engulle y te atrapa a toda velocidad: casa, cole, trabajo, corriendo a casa de nuevo, comida, merienda, al cole de nuevo, deberes, trabajo, lavadora, duchas, cenas y llegar al cuento de buenas noches con ganas de que te lo cuenten ellos a tí.
Las navidades son fechas nostálgicas, en las que nos invade un sentimiento de tristeza por el año pasado, por los seres queridos que ya no están, por los sueños y propósitos que hemos dejado de cumplir de nuevo...pero también son fechas de ilusiones renovadas, de nuevos propósitos. A final de año hay que parar, respirar y tomarse una jornada de reflexión, como con las elecciones. Repasar el año caducado y hacer balance, plantearnos si vivimos la vida que queremos, con quien queremos y como queremos. Y hoy, gracias a esta felicitación navideña me ha tocado jornada de reflexión a mí. Aquí estoy, trabajando, deseando que el reloj toque las ocho para compartir una cena caótica de sábado por la noche con mi familia. Prácticamente la única noche de la semana que cenamos juntos los cuatro y hoy pienso disfrutarla. Hoy me dan igual los codos en la mesa, los eructos y los manchurrones de ketchup en la pechera. Hoy hago el propósito de disfrutar de la cena, con calma, dejando los platos para luego, compartiendo luego el café con mi marido....y ya fregaré mañana.

Feliz y Lento Año Nuevo literaut@s...



















viernes, 25 de septiembre de 2015

ADIOS A LA RESACA POST-VACACIONAL, ¡HOLA OTOÑO!


Septiembre. Otoño. Ha llegado la rutina para quedarse. La vuelta al trabajo, al cole y a ordenar armarios. Qué gustazo. . Habéis leído bien, ¡qué GUS-TA-ZO! ¿Qué pasa? Me encanta la ropa de otoño. ¿Es que soy la única que necesita vacaciones de las vacaciones? Porque mucha playita y mucho relax..., ¡y una mierda! Con nombrar el tándem niños-playa ya sabéis lo que quiero decir. Y aquí la edad me pesa, porque yo hace veinte años sólo necesitaba una mochilita y la toalla para pasar el día a la orilla del mar, y ahora, ¡oh my God!, casi que tengo que preparar la maleta.  Y entonces, cuando a mitad de julio ya no puedes más, es cuando (aún tirando de tarjeta de crédito o del COFIDIS), lo envías todo a rodar, y decides hacerte un viajecito para desconectar. Pero...¡otra mierda! El estrés ya empieza con hacer el equipaje en cuestión. Si organizar la bolsa de playa y no dejarse la crema solar pantalla total es difícil, imagina meter en el menor espacio posible (los maleteros no son infinitos y la facturación en el avión menos), ropa y enseres para todas las inclemencias que se nos puedan presentar. El tiempo, hasta en agosto, es traicionero, así que hay que contemplar la posibilidad de que las isobaras se alíen con la ley de Murphy, y caiga la gota fría. A la lista variada de estilos de vestir por si vas de fiesta, por si refresca, por si montaña, por si playa, por si, por si..., hay que sumar el por si todo sale mal y se nos jode el tiempo del todo. Todo ello sumado a zapatos y complementos a juego con cada conjunto. Y encima cuando consigues cerrar tu maleta...aún faltan las de tus acompañantes, hijos y cónyuge para ser exactos. 
¡Uffff! Después del viaje en cuestión, en el que no descansas nada a causa del síndrome de Vamos a ver cuantas más cosas mejor, llegas a casa y hacen falta tropecientas lavadoras, una montaña de plancha y tres mil horas para volver a la normalidad. Sólo de escribirlo estoy cansada. ¿Desconectar?  Yo lo más que he desconectado este verano es el móvil. Y tampoco. O sea, que miento. Que estoy demasiado enganchada a las redes sociales y a decenas de blogs que siempre comparten newsletters interesantes que no puedo dejar de leer, como para apagar el teléfono o la tablet, a no ser que esté durmiendo, y ya sabéis que yo duermo poco.
Por todo ello, voy a gritar a los cuatro vientos... ¡Bienvenido septiembre!, ¡Viva la vuelta al cole! y ¡Encantada de volver a verla, señora Rutina! Y puedo afirmar con rotundidad que nunca más vuelvo a irme de vacaciones al estilo domingueros viajeros (o por lo menos hasta que se me pase el efecto de esta terrible resaca post-vacacional), a no ser que tenga un imprevisto GORDO, GORDO, MUY GORDO, de los de la Lotería.



Uno de esos imprevistos sí que me permitirán viajar a todo lujo a lugares exóticos imposibles, siempre con la correspondiente vacuna contra el síndrome mentado más arriba, que te garantiza viajar con garantías de salubridad, cocktail con sombrillita y cama king size en la suite presidencial (y una niñera inglesa con cuello almidonado y paraguas mágico para llevar a los niños de paseo por los tejados mientras mi marido y yo hacemos cochinadas)
Como hay más posibilidades de que me atropelle un camión, que de que me toque la lotería (sobretodo si no juego) y ya no digamos de que Mary Poppins aparezca cantando supercalifragilisticoexpialidoso, voy a poner los pies en el suelo y a ser realista. Voy a esperar a hacerme rica con este blog y a convertirme en una afamada escritora a lo Carrie Bradshaw recorriendo las calles de Nueva York, París y Londres y, por supuesto viajando a destinos exóticos como Kuala LumPUR o SingaPUR. Eso sí que relaja : SOÑAR. Porque lo más cerca de lo exótico (y de cualquier lugar acabado en PUR) que estoy ahora mismo es del AmbiPUR aroma zen que acabo de enchufar en mi salón. Mi salón, ese lugar de recogimiento, de relax y descanso, de complicidad y arrumacos...ahora que los niños tienen cole. Como en el anuncio de ciertos grandes almacenes...
                                   ....Ya es otoño...en casa de Carrie y Mr Big.
              

PD: Vaaaaleeeee...querid@s literaut@s...ni yo soy Carrie ni mi chico es Mr Big (aunque a partir de ahora lo voy a llamar así, mira por donde...) A mi me falta la nariz de loro, el estilazo para combinar trapos de su padre y de su madre y que queden bien, y un zapatero lleno de manolos. A mi partenair le falta básicamente pelo, un chofer/mayordomo/lameculos llamado Ambrosio, y visitar más la sastrería. Pero como Si Sueñas...Loterías...
                                                                                                              ...pues soñemos tod@s. 


domingo, 6 de septiembre de 2015

ADIOS VERANO, HOLA DIETA...







Bueno, bueno, querid@s literaut@s, el frotar se va a acabar, a otra cosa mariposa, sefini, caput...vamos, que a tomar por culo... el veraneo. Acabado el mes de agosto, se van diluyendo como azucarillos los helados, la playita, el café granizado en la terraza mientras corren los niños despendolaos, y la bendita media jornada, que te permite pasarte las tardes a la bartola, aunque, eso sí, asfixiada de calor y devorada por mosquitos de toda índole, sean autóctonos, tigres, leones o su puta madre. Así pasamos las tardes de verano las madres: entre mosquitos, crema solar, saltos de trampolín en bomba, chichones y betadine, consecuencia del que inventó las dichosas bicis sin ruedecitas. 

Pero, como alguna ventaja tiene que tener ser madre en estas caóticas tardes de verano, nos podemos deleitar con uno de los placeres que perdemos con la edad. Una de esas cosas que disfrutamos cuando somos niñas, y que luego vamos evitando porque no debemos, porque todo se coloca en el mismo sitio o por la operación biquini, postnavideña o la que sea. La cuestión es joder la marrana y que no podamos comer lo que queramos. Y ahí es donde las que somos madres tenemos la superexcusa para relamernos y no dejar ni una miguita de... las maravillosas sobras de la merienda de nuestros retoños.
Estamos en crisis y hay niños en el mundo que no tienen ni para comer. No puede sobrar nada de nada. Pero ¿Por qué creéis que han aumentado la venta de donuts, croisants de chocolate, napolitanas de crema y bollicaos? Porque nos hacemos cómodos, por no esforzarnos en hacer un sencillo bocadillo, porque cedemos ante las peticiones de nuestros hijos...Puede que también. Pero yo creo que nosotras y nuestra gula por el chocolate también tiene que ver. Yo empiezo el mes cuidando mi dieta y la de los niños haciendo propósito de merendar comida sana: bocadillos variados, zumos naturales y vasitos de leche. Pero siempre llegan esos días del mes, en los que me muero por el chocolate, y como "yo no compro nada de eso para así no comérmelo, solo de vez en cuando para los niños...", pues pasa lo que pasa. Acabo en el super asaltando la sección de bollería y devorando las sobras de la merienda de mis hijos con desesperación. Y quien dice merienda, pues dice el polo que se derrite, el helado de postre o la horchata fresquita que pobrecito ya no se puede acabar.
El verano es criminal. Veis como la operación biquini no tiene sentido. Solo sirve para ponernos el biquini la primera semana de verano. Una vez nos relajamos ya nos da igual la tripita o si nos rechinflan las chichas del culete. Y se abre la veda para zamparse todo lo prohibido. Eso sí, siempre que sean sobras de nuestros pezqueñines. Si vamos a la heladería no procede pedir una copa de tres bolas con sirope de chocolate. Nosotras un cafecito con hielo y sacarina. Las tres bolas que se las pida el niño..., Tres bolas o cuatro, pero aseguraos de que sobre...
Y, ¿adonde quiero llegar yo? Pues al momento actual: SEPTIEMBRE, y la consabida operación otoño. Ahora me jodo y a empezar nueva dieta: la de la piña, la del cucurucho, la de duncan...du, yo que coño se, pero luego busco en google y me imprimo una para pegarla con imanes a la nevera y...¿seguirla? Esperemos que sí. Lo peor de las dietas es el hambre voraz que pasas. Cuando se te retuerce el estómago y oyen tus tripas a diez metros a la redonda, es cuando te entra la desesperación. Como tengo una amiga psicóloga, ginecóloga y ahora restauradora que además, por desgracia, es experta en dietas, le pregunté el otro día que podía hacer para sobrellevar mejor hacer dieta y pasar hambre. Me ofreció una técnica psicológica supercientíficamente probada: VISUALIZACIÓN. ¿En que consiste? Es muy sencillo. Tengo un hambre que me comería un ciervo entero...pues voy a visualizar que me como una tortilla de patatas. Visualizo en mi mente como corto las patatas, las frío a fuego lento, bato los huevos y hago una tortilla gordita y jugosa por dentro. Y luego visualizo la tortilla deshaciendose en mi boca y me la zampo más agusto que un arbusto...en mi mente. Esta comprobado que la sensación de hambre desaparece, porque engañamos a nuestro cerebro. Yo no se si funcionará pero pienso empezar a ponerlo en práctica. Esta tarde, sin ir más lejos, mientras me comía los restos de un calipo de fresa de mi hijo, ha pasado un cochazo, que ni siquiera sueño tener en la vida, y el pequeñajo me suelta: "Mamá, yo quiero que compremos ese coche" Y yo le he contestado: "Pues visualízalo, visualizalo cariño...a ver si mañana lo tenemos aparcado en la puerta"

Buenas noches querid@s literaut@s...y ¡prohibido comerse los calipos!

sábado, 29 de agosto de 2015

BENDITOS BARES...


Me hago vieja. Lo sé. Me veo ya en la mesa camilla, con el brasero y cosiendo botones con las gafas de cerca en la punta de la nariz...¡Ay que no quieroooooooo! Yo quiero acabar en el bar de turno, jugando al parchís con mis amigas, arrugaditas como pasas, con el poleo del tiempo al lado. Y digo poleo, porque ya no será recomendable tomar café con nuestra edad. ¿Que por qué me ha dado ahora por pensar en que pasan, y pesan, irremediablemente los años? Pues porque, leyendo un artículo sobre los bares, esos fabulosos lugares en los que pasamos nuestra juventud, me he dado cuenta que no recordaba la última vez que había visitado uno de estos entrañables sitios Y me ha entrado una morriña de bar... No recordaba la última vez que en compañía de alguna de mis amigas, había intentado meter el chorrito dentro de la taza del water. Porque sí, no podemos negarlo, una de las cosas más características de ir de bares, es airear el chumino y vaciar la vejiga a duo. Y al que no lo entienda, vamos a resolverle el acertijo. 
A ver, tú estas muy agustito, dándole a la sin lengua e intercambiando risas con tu grupo de amigos, compañeros o lo que sea, y esa necesidad fisiológica que surge cuando ya llevas dos cervezas, te jode la conversación. Y no te queda otra que levantarte y abandonar ese lugar de culto para aventurarte hacia el servicio, que a veces la búsqueda se las trae. Esos pasillos que parecen sacados de Tesis, con fluorescentes que dan pavor. Esos giros, escaleras de caracol y bombillas colgando que a veces se encienden y otras no...por favor... que cuando llegas al baño de algunos bares ya no te meas, te cagas, pero de miedo.
Y después de salir del laberinto del fauno y llegar a la tierra prometida, te encuentras que, como si fueras Alicia en el país de los wc, tienes que adivinar por que puerta entrar. ¿Cual es el puto baño de mujeres? Es que quieren ser tan originales que tienes que hacer un curso acelerado de jeroglíficos.




Y cuando ya has resuelto el misterio y te decides por los melones, en lugar de por los limones, o por Caperucita en lugar del Señor Lobo, y abres la puerta, te encuentras con una cola, que ni la que se formó con el reparto de los panes y los peces, que me imagino que los apóstoles para organizar esa marabunta se las pasarían canutas. Así que allí estas, haciendo cola pacientemente, aburrida como una ostra, mientras tus amigos se lo pasan pipa fuera, repasando tu armario mentalmente a ver que modelito te falta, cagándote mil veces en tus tacones o haciendo mentalmente la lista de la compra o la de los reyes godos. Y cuando ya estás pensando en colarte en el baño del lobo feroz, que está siempre menos concurrido, entonces te toca y entras victoriosa en el retrete que no suele ser de cuento sino de película de terror. 
Si llevas unas cuantas copas, igual meas más a gusto que un arbusto, pero si aún vas serena...aquello parece la cámara de los horrores. Y si no te lo crees, prueba a hacer equilibrios sobre unos tacones de 10 centímetros, bajarte unos vaqueros que te has metido con calzador y, suspendida en el aire, (porque sobre mi cadaver mi culo roza la taza del water) intenta apuntar dentro de la taza, sujetando el bolso para que no te caiga. ES-TRE-SAN-TE. Y todo esto, mientras te rodeas en el mejor de los casos, de una decoración poética de gran nivel cultural, del tipo En caso de incendio, salir cagando o Caga feliz, caga contento, pero ¡por Dios! caga dentro. POESÍA con mayúsculas Pero ¡¿cómo no vamos a ir acompañadas al baño?! ¡Madre mía! esa tortura hay que soportarla en compañía y medio borrachuza a poder ser. Y más si encima cuando vuelves a la mesa...¡te has perdido la mitad de la conversación! ¡Qué horror! Te pasas cinco o diez minutos sin poder meter baza. Grave. Muy grave, ciertamente. 
Así que, ese es el motivo por el qué las mujeres vamos al baño de dos en dos, como mínimo. Porque, al menos, con un poquito de cháchara, resulta menos insufrible entrar en algunos cubículos. Hasta te olvidas del olor inmundo. En compañía, hasta pierdes tiempo en retocarte el maquillaje rodeada de orines y trozos de papel de water que se te pegan a los zapatos, fíjate tú.
¡Ay! Aunque no lo parezca, literaut@s, pienso en los bares, y en sus baños, con ternura. Y me ha entrado tal añoranza, que voy a decirle a mi hijo a ver si me acompaña al baño, mientras me cuenta como se ha pasado con maestría la última pantalla del Super Mario Bros. A ver si se me pasa un  poco la morriña por esos Benditos Bares.





domingo, 9 de agosto de 2015

PICAN, PICAN

Pican, pican los mosquitos...pican con gran disimulooooo....¡y una mierda con disimulo! Eso sería los mosquitos de antes, porque los de ahora no tienen reparos en pasearse moviendo las alitas a tu alrededor y tras dar tres o cuatro vueltas para despistar y que tú te marees dando brazadas y palmeando a lo flamenco para crearte la falsa ilusión de que tú puedes, que tienes la situación bajo control y que a la próxima te lo cargas, van y te dan un picotazo, que te dejan martirizad@. Pero bueno, ¿qué pasa con estos mosquitos de ahora que van tan a saco? Parece que se han modernizado, como los hombres, que ya pasan olímpicamente de la fórmula universal de ¿estudias o trabajas?, y ahora ya, con esto de la liberalización de la mujer, son más directos...o igual hasta esperan a que seamos nosotras las que digamos ¿en tu casa o en la mía? ¿Dónde vamos a llegar? ¡El romanticismo a la mierda! El arte del ligoteo ha muerto. Tanta novela erótica, igual ahora vas a la discoteca, (yo posiblemente voy a recoger a mi hijo dentro de nada) y te pregunta el lanzao de turno si te va bien quedar para echar un polvo aderezado con algunos azotes. ¿Dónde están esas miradas, ese pasar al baño y rozarse con disimulo, ese baile desplazándose hacia ti con disimulo, que empieza en la otra punta de la pista y al final de la canción ya lo tienes al lado acompañado de sus fieles compañeros que lo ayudan a ligar confraternizando con tus amigas? Y ahí era cuando se acercaba a ti, y con una sonrisa sexi de medio lado (o de borrachuzo, depende del día), hacía una de las preguntas estipuladas del tipo ¿de donde eres? ¿estudias o trabajas? ¿te invito a un cubata? que tu lo veías y tenías las respuestas preparadas. Ahora, a juzgar por como esta el panorama y lo lanzados que están los jóvenes hoy en día, igual se te acercan y te preguntan ¿a ti te gusta chupar? Ay, menos mal que no me veo sometida a este tipo de sobresaltos, que a mi lo más que me piden es la hora. Aunque, pensándolo mejor, voy a intentar convencer a mis amigas para que hagamos una escapada nocturna a ver lo que nos encontramos. Eso sí...primero nos prepararemos unas cuantas respuestas.

miércoles, 5 de agosto de 2015

VERANEANDO...MEDITERRÁNEAMENTE.

Hola queridas literaut@s. En primer lugar, quería disculparme porque con tanto veraneo, reducción de jornada y vacaciones estivales de los niños, tanto ir de un lado a otro, de la playa a la montaña…os he dejado un pelín abandonadas, y como quiero creer en la frase “ellos nunca lo harían”, os pido mil perdones por mi dejadez. Y es que reconozco que he estado durante el mes de julio en modo off. Me he dejado invadir por la desidia, por ese letargo estival que acunado por las repetitivas olas de calor, te cubre desde los dedos de los pies hasta el último pelo de la cabeza y no tienes ganas de hacer nada más que tirarte a la bartola(con un buen libro siempre, eso sí) y no pegar palo al agua. Eso sumado a que no está la economía para añadir megas a mi tarifa de internet móvil, hace que cuando llego a casa al alcance del adsl, después de playa y piscina con mis hijos, lo que menos me apetece es escribir, porque no valgo ni cuatro perras. Los niños agotan y las vacaciones con ellos más.
De mi decisión de tomarme mi veraneo con otra perspectiva quería hablaros hoy, porque he decidido vivir mi verano mediterráneamente. ¿Qué es mediterráneamente? Es ese vocablo que se han inventado en Estrella Damm para vendernos lo bueno de la forma de vida a estas orillas del mediterráneo, además de su cerveza. Con los anuncios ya no te hace falta ni mirar el calendario porque sólo con poner la tele ya sabes si estás a las puertas de la navidad si anuncian Freixenet y muñecas chochonas, o si viene el veranito cuando te cuecen a propagandas de cervezas fresquitas. Y en todos los anuncios de cerveza todos los protagonistas son jóvenes modernos y guapiiiiiiiiisimoooos, chicas de 90-60-90, hípsters con una vestimenta descuidada pero muy cuidada en realidad, todos llenos de desenfado, alegría, todo baile y saltitos y carreras por doquier. ¡por favor…! Si es que yo firmo un contrato de por vida con la estrella esa… Que yo vacío el consum si hace falta….me llevo tres carros enteros de birras, si así consigo parecerme, o que mi vida se acerque, a la esos amigos perfectos de los anuncios. Y es que todos los anuncios de cerveza encima molan mogollón: al compás de una música pegadiza que se convertirá en hit del verano, todos ríen, corren, brindan con emoción entrechocando los botellines… Y siempre brindan con clase ¿eh? No como una panda en el bar Manolo viendo a la selección con los ojillos rojos, la baba saliendo a espuertas de la boca, el cigarro en la comisura, y lanzando un grito a lo Christiano Ronaldo….eso no.
Así que viéndome abducida por el anuncio de Estrella Damm, su mediterráneamente de los cojones y ese espíritu veraniego en el que no hay dramas, ni trabajo, ni responsabilidades y solo hay que disfrutar, he decidido que algo tendrá de bueno ver tu vida de esta forma…mediterráneamente quiero decir. Aunque mis medidas no se ajusten a los cánones, no tengo una tabla de surf, un macizo de barbita cuidada a mi vera, ni me voy a una cala ibicenca a tomar el sol con el quinto en la mano, he decidido que voy a ser suuuuuupeeeeer positiva y que desde este momento mi verano va a ser supermediterráneo, superemocionante y superpoético. Con las palabras se puede hacer de todo y todo se puede matizar. Sí, sí…tranquilas literautas que ahora me entenderéis…
Si me voy a la playa con mis dos demonietes de niños, un pelín hiperactivos diría yo con tantas vacaciones, sol y aburrimiento que ni las escuelas de verano ni los deberes con los abuelos pueden aplacar…pues no hay que pensar en la arena en un ojo, el chuscarre de soletazo, el traslado de los bártulos, toallas, sombrilla, hamacas, cubos, palas, frisbi, pelota, redes para los putos cangrejos… ¿sigo? Va a ser que no. ¡Nada de todo eso! Tú te vas con tu familia que adoras y amas porque lo son todo para ti, a disfrutar de la brisa marina, el solecito calentando tu piel y las risas de los niños mientras tu marido salta las olas con ellos. Tú te vas a la playa con una sonrisa de oreja a oreja, con la mano de tu maromo acariciando sinuosamente tu muslo mientras conducís hacia la playa tranquilamente (estáis atrapados en una cola de coches de órdago pero no hay que decirlo), para pillar un sitio privilegiado en la arena blanca (rodeada de sombrillas y con los pies escaldados hay que omitirlo). Y vas a disfrutar de un tentempié supermediterráneo, es decir la susodicha cervecita, que en cuanto pegas un trago, te lo digo yo, toda la experiencia playera es lo más. ¡La vie en rose! Paseas tu cuerpo serrano por la orilla con tu pamela y tu biquini monísimo, y ¿qué más da que tengas michelín, o que el sombrerito sea del Primark? Hay que levantar la cabeza, sacar pechuga, y todo nuestro glamour interior, que estamos disfrutando de uno de los placeres por los que media España paga todos los años: sol, playa y Mediterráneo a tope. Si hacen anuncios así, ¿porque no vamos a poder hacerlos realidad? Ahora, eso sí, que no se os vaya la pinza como a mí. Aseguraros bien de lo que hacéis para conseguir que vuestra jornada playera sea mediterráneamente de anuncio, porque cuando me vio mi marido con el quinto en la mano, una sonrisa profident en la boca, y corriendo a cámara lenta por la playa con el niño enganchado de mi mano a la fuerza mirándome con cara de quienesestaseñorayquehahechoconmimadre, tipo familia feliz, estuvo a punto de hacerme escupir el preciado líquido veraniego, darme un Valium, y denunciar a Estrella Damm a la oficina del consumidor.
Buenas noches literautas y...¡a vivir el veranito mediterráneamente!

PD: Eso no quiere decir que no me gusten ni sepa apreciar los anuncios de los publicistas de Estrella Damm. Los aprecio...muchísimo...sobretodo a los encargados de hacer el casting para este último. Mmmmm, Quim Gutiérrez tiene una carita de chiste cuando sonríe que me encanta, y que voy a decir del Francino...es mi perdición. Aquí os lo dejo...




domingo, 12 de julio de 2015

FUERA DE MI ZONA DE CONFORT


Soy una persona positiva, alegre y que no necesita mucho para ser feliz. Una sesión de belleza, una cervecita con limón fresquita rodeada de amigos, un buen libro junto al mar... No necesito viajes a playas caribeñas, cenas caras y discotecas aún mas caras. Ojo que digo que no los necesito, no que no los quiera en un momento dado... Si tuviera un imprevisto GORDO, MUY GORDO... como en el anuncio de la primitiva, no le haría ascos. Pero me conformo. Me conformo con mi vida. Mis hijos me vuelven loca pero los adoro. Mi marido me pone a veces cardiaca, pero está siempre ahí cuando lo necesito, por ejemplo esta mañana para hacer desaparecer la montaña de plancha. Mi trabajo me quita muchas horas, pero me da muchas satisfacciones. Mi pisito no es una casa con jardín ni un ático con terraza, pero, ¡que coño! se limpia en un pispás. Asi que puedo decir, aunque con la boquita pequeña, que soy bastante feliz. Siempre quedan sueños por cumplir y deseos por realizar en el tintero, pero estoy contenta con la vida que llevo la mayoría del tiempo. Mientras me mantengo dentro de mi zona de confort, soy una mujer fuerte, valiente y decidida, afrontando la vida y sus reveses con decisión y una sonrisa en la cara. Pero tengo que reconocer que mi zona de confort últimamente se va estrechando peligrosamente. Y las cosas mas nimias hacen que me desestabilice y entre en modo histeria. Tengo manías, que le voy a hacer... Manías, fobias, defectos...llamarlos como queráis, pero son los culpables de que a veces me convierta en la señorita Rotenmeier, o el muñeco Chuki. Pierdo los papeles. Como cualquier mortal me imagino, pero dentro de mi filosofía de ser positiva en la vida, me jode perder los nervios cuando veo que algo escapa a mi control. Soy un poco Señor Grey,  pero sin látigos... Llegar tarde, olvidarme de las cosas, ser despistada...sencillamente no entraba en mis planes, y ahora no puedo evitarlo en ocasiones. Soy maniática y perfeccionista, y cuando niños, marido, mascotas y trabajo ocupan tu tiempo....pues eso...que no te dejan mucho tiempo solo para ti. Al principio de ser madre me dediqué en cuerpo y alma a ello, hasta dejé de leer. Pero poco a poco la madre se desdibuja y vuelves a ser tu misma. Vuelves a tener ganas de hacer cosas tuyas, de leer, de escribir, de dedicarte tiempo a ti misma, de mimarte un poco. El problema es que el día solo tiene 24 horas, y me dedico a descuartizar las horas y los minutos...Tengo un planing diario con muchas cosas que hacer, y esas cosas las quiero hacer bien. Y cuando hay un imprevisto... se desata el caos, me faltan minutos por todas partes y acabo sacrificando, como todas las mujeres, mi tiempo propio, en detrimento del de los demás. Normalmente lo llevo bien, me fastidio, pero no pasa nada. Pero cuando tienes unos cuantos días seguidos de no poder hacer nada de lo que te apetece, de sacrificar tu tiempo, de niños discutiendo y portándose mal...uff te dan ganas de coger la puerta y largarte. No puedo controlarlo todo ni tengo una varita mágica que convierta a mis activos hijos en dos angelitos, ni a mi marido en un héroe de novela romantica, así que no me queda otra que desahogarme aquí.  Casi que mejor despotricar sobre el papel, que cogerme de los pelos, y decir cosas de las que luego me voy a arrepentir seguro. Puede que sea políticamente incorrecto, pero que bonita es la soledad a veces. La soltera en busqueda de familia me diría que no me queje, pero todas tenemos derecho a protestar, aunque sea un ratito.

Bueno va a ser que os tengo que dejar, porque mis dos monstruitos se estan tirando de los pelos y antes de que se desate la tercera guerra mundial con la súper intervención de su padre, voy a dejar lo que estoy haciendo para poner solución pacifica al conflicto. Hay que joderse..., hasta otra literaut@s.


PD. ¡Ay! Y luego veo esto y me pongo tontorrona... ¡Qué bonitos que son! Demostrándome su amor en la arenita...y a mi me cae la baba. Somos madres...y punto.