viernes, 8 de septiembre de 2017

Humo 0 - mis kilos y yo 1


No hay lugar a dudas. El titular es bastante gráfico...Sí. Me he cascado más de 4 kilitos entre el verano, las vacaciones y la ausencia de tabaco.
La tontería esa que se les ha ocurrido a los directores de la pesada y soporífera cruzada antitabaco es convencer al  fumador, desesperado por dejarlo, de que si lo deja no engordará. Que es un mito, dicen ellos... ¡Y una mierda pinchada en un palo! Tomad nota que mi báscula lo sabe, y no os creáis nada.

Si váis a dejar de fumar, y os lo recomiendo encarecidamente (no por el sufrimiento sino por lo que se ahorran mis pulmones y mi bolsillo), hay que asumir que durante unos meses engordaréis  hasta el infinito. Lo cual tampoco tiene nada de malo. En cualquier caso, será sólo unos meses. Luego, con un poquito de esfuerzo, todo vuelve a su lugar.
Ahora, con la rutina del otoño, el ponerse las pilas con el trabajo y esta manía que me ha entrado ultimamente por ser la nueva presentadora de Bricomanía, le he dicho adios a tres kilitos y espero despedir a dos más calzandome las zapatillas. Pero si se diera el caso de que mis dos amigos hayan venido para quedarse, no me importa. Me la repanplinfa. A mi Mr. Big le gustan mis carnes y a mi me encanta estar libre de humo. Y por eso os animo a intentarlo. Marcaros un objetivo y un motivo. El vuestro. Sea por la pasta, por esa tos llena de mocos asquerosísimos, o por un familiar que se ha marchado demasiado pronto...elige tu razón y hazlo.



Por si a algun@ le sirve os contaré la mía... La primera y más inmediata razón para lanzarme a la agonia de despedirme de la nicotina, fueron los euros. El vicio está por las nubes, y me daba mucha rabia gastar casi 5 euros al día en eso. ¡150 euros con los que irme a la pelu o comprarme unos zapatos estupendos cada mes! ¡1800€ para hacer un viaje al año! Pero ¿sabéis cual fue y ha sido el verdadero motor para conseguir alcanzar la cima de los 10 meses sin fumar??? Mi independencia. Sí. Esa que toda mujer ansía desde el principio de los tiempos. Independencia de sus padres, de sus maridos, de los hombres. Porque con lo que nos ha costado (y lo que nos queda) conseguir equipararnos a los hombres, somos tan idiotas que soltamos unas cadenas, para cogernos a otras. El tabaco nos hace esclavos. Nos domina. No nos deja actuar libremente. Ni hacer lo que nos apetece. Pues no he pasado  frio en las terrazas por fumar.... y ¿cuantas veces he recorrido calles y bares para comprar un paquete a horas intempestivas?  ¡Pero si he llegado casi a chuscarrarme las pestañas con la vitroceramica, por no tener fuego para encender un pitillo! Si eso es ser una mujer libre...¡que me tiñan el pelo de colores! Claro que estuve unos dias de mal humor y que digo muchas palabrotas. Claro que no sabía que hacer con las manos. Claro que aún hoy sin darme cuenta, busco la pitillera en mi bolso. Claro que a veces me cuesta relajarme, y me pongo a ordenar y limpiar de forma compulsiva (de ahí que me haya convertido en Dora decoradora). Pero ahora, sobretodo, soy yo misma. Yo misma, fabulosamente libre. Libre, libre como el viento y con unas pequeñísimas contraindicaciones: un par de kilitos y un pelín de incontinencia verbal.  Ventajas infinitas. Entre otras un olfato y gustos renovados ( encontrar todo tan bueno no ayuda a mi línea, eso sí), una casa muy ordenada y muy limpia, menos resfriados y mocos cero, un montón de pasta para llenar mi armario y cambiar mi look,  libertad total y aliento fresco...¡Qué más queréis por Diorrrrrr!

Razones no os faltan literaut@s fumadoras y fumadores. Deciros a vosotr@s mism@s...¡Porque yo lo valgo! Y fumaros el último. Y zamparos luego, a  mi salud, un donut de chocolate... o dos.

domingo, 3 de septiembre de 2017

Con las manos en la masa... renovando la cocina


Hola, hola, querid@s literautas... Ha llegado la hora de enseñaos el 'cómo se hizo' del lavado de cara de mi cocina ( y a fecha de hoy, todavía no he terminado del todo) Como os comenté en la entrada anterior, me ha poseído el espíritu de MacGiver, el manitas más famoso de la tele de los 80. Después de mejorar mi salón comedor, al que solo le falta una mano de pintura que le daremos en cuanto Mr. Big se lance (soy muy manitas pero con la pintura a gran escala me limito a mi papel de ayudante), me aventuré a cambiar la mesa y sillas de la cocina, que habían pasado tiempos mejores y que resultaban insuficientes para la familia de 4 tragones que somos. Mis pollitos han crecido y ahora el pollo y el gallito de corral necesitan una mesa más espaciosa. Siempre me había hecho ilusión una mesa redonda, pero cómo mi cocina es pequeña, me decía que no era para mí. Pero esta vez he dicho SÍ. ¿Para que quiero espacio en medio de la cocina? Ni que fuera a bailar  una sardana... Así que escogí mesa redonda en madera de pino teñida de negro y para hacer contraste, 4 sillas de pino de color blanco y cojines en gris oscuro. Todo de cierta cadena sueca que alimenta mi vena consumista. Todos los días tu chico no se levanta con alegría exclamando ¡Vámonos a Ikea Valencia! (Y mi Mr. Big menos) Así que aprovechando la visita, a la mesa y sillas se unieron unos trapos de cocina, un espartero y una monísima plantita.



  Tras la compra y posterior montaje tocaba visita a Leroy Merlín. Compramos un esmalte para azulejos en color negro antracita brillo y pintamos la cenefa. Sí, sí..., una típica cenefa con frutas de bodegón, que sin ser horripilante, a mí me parecía horrorosa. Cinta de pintor, un par de pasadas y un poco de pulso para perfeccionar los bordes y el resultado cada día que pasa me gusta más. La cenefa tiene un ligero relieve que destaca un montón con la capa monocolor en brillo y le da un toque entre vintage y moderno. Yo que sé cómo llamarlo, pero me gusta mucho el efecto. 
Primera capa




  Los muebles son de roble y hasta que no mueran no pienso cambiarlos que están muy bien. Pero me aburren soberanamente. Un día me atreveré a pintarlos con Chalk paint o pintura a la tiza, pero de momento me he conformado con hacer un experimento con vinilo blanco con dibujo de veta de madera. Como las puertas tienen marco con relieve he cubierto de vinilo  algunos centros y también frontales de cajones. Medir y cortar con paciencia es la clave. Para colocar el vinilo, sea el que sea, hay que pulverizar con agua (o agua jabonosa) la zona del mueble y también el vinilo. Luego hay que colocar con cuidado, pudiendo rectificar gracias al agua, y siempre ayudandonos de una espátula especial para vinilo, que no daña la superficie (no vale hacerlo con la regla como cuando forramos libros). Más vale cortar algún milímetro de más y luego corregir con un cúter. El efecto es alucinante. Es difícil de apreciar bien en la foto, pero el dibujo de la veta de madera hace que parezca pintura. El color blanco da luz a la cocina y estoy decidida a hacer todos los muebles. Ya os lo enseño en cuanto acabe. De momento queda así...
Puertas y cajones
 
Frontal de los especieros

El rodapié de color roble estaba muy estropeado de los productos de fregar el suelo, así que animada por el buen resultado del vinilo y lo fácil que es de colocar, compré vinilo de imitación acero inoxidable y cubrí todo el bajo de los muebles de cocina.


Por último, para darle un toque moderno y funcional, cubrí con vinilo de pizarra negra el lateral de madera de roble del mueble en el que queda encastrado el frigorífico. Y mis hijos y yo nos hemos dedicado a decorar con rotulador blanco de tiza. Nos sirve para dejarnos notitas, escribir el menú y frases chulas. Ha quedado monísima.

mi pizarrita...


 Un aspecto renovado para mi cocina que completé cambiando los cuadros por otros más actuales de madera, colocando un par de ganchos adhesivos para colgar y un nuevo salero. Adiós al azul y marrón y bienvenidos blanco y negro. 

 



 Espero vuestros comentarios...y si os gusta compartid en vustras redes sociales...




Renovar mi casa...y no morir en el intento.

   Hola querid@s literautas. Bienvenid@s a bricomanía.  He descubierto una nueva faceta en mí: soy la fan número 1 del «hágalo usted mismo».Y es que cuando empiezo algo nuevo y descubro que me gusta...solo me para la falta de presupuesto.
Sé que no escribo desde hace tiempo en el blog, pero es que  he descubierto el bricolaje y me he convertido en una loca del martillo, la taladradora, el vinilo, el papel pintado y la decoración. Ni para leer tenía tiempo hasta que no han llegado las vacaciones.
Si no eres manitas, abstente de intentarlo...pero echa un vistazo que me ha costado esfuerzo y me hace ilu enseñarlo. Pero si tienes maña para las manualidades, de hacer disfraces para tus hijos a redecorar tu casa, solo hay un paso... Bueno, dos: tener ganas de aprender y de ver tutoriales en google.
En internet hay de todo y ahí empezó todo...
No sé si os pasará, pero para mí es súper importante la decoración y el orden de mi casa. Llamadlo feng sui, manías, pijería...o como queríais...pero necesito, para mi salud mental, mantener una estética en mi casa. Hace tiempo que sé que mi casa no es actual en cuanto a moda se refiere, pero no está el horno para bollos, ni el bolsillo para cambiar muebles. Además, la crisis y el percibir lo asquerosamente superficial que es este mundo, me ha hecho variar el prisma a través del cual miro. Hay muebles y objetos de decoración, que con un lavado de cara, pueden seguir haciendo su papel, e incluso convertirse en el centro de una habitación. ¡A reciclar se ha dicho!
Yo vivía en mi casa, pero no la vivía agusto, no se si me entendéis. Igual pensáis que estoy loca, pero desde que le he lavado la cara a la cocina hasta la limpio más contenta. 15 años en cuanto a modas y estilos, es lo que tienen. Y es peor que usar los muebles de la abuela. Porque al menos, si tienes muebles de hace 50 años son vintage...pero yo tengo muebles...un pelín trasnochadillos.
¿Pero...no eran modernos?...Me dice mi Mr Big (pero me deja hacer y me echa una mano en mis locuras). Claro, eran modernos en su día. Así que, convencida de que necesitaba darle una vuelta a mi casa para quererla un poquito más, (no me queda otra, a no ser que me toque la lotería),  me metí en internet a leer todo tipo de blogs de decoración, de manualidades, bricolaje... Buscando ideas y poniendo patas arriba el catálogo de IKEA.
La primavera la sangre altera, y empecé moviendo cuadros de sitio y cambiando las fundas de los cojines del sofá ¡¿Cómo no se me había ocurrido antes?! Pero si me canso en tres años de la camiseta de turno, como pretendo vestir mi casa durante 14 años igual. Es cómo si llevara el mismo corte de pelo desde los 18...¡qué horror! Así que cansada de la gama cromática de mi salón comedor decidí cambiarla por completo. Ni corta ni perezosa, compré unas fundas gris antracita para los sofás, cojines nuevos, y ¡ale! a mover decoración. De aquí a allí y de allí a aquí. 




  Además, coloqué una estantería de pared para delimitar una pequeña zona para el ordenador (mi territorio literauta), e hice una composición de fotos en blanco y negro que han quedado chulísimas y muy artísticas para ser fotos familiares. Si hasta repinté el lienzo colgado encima del sofá de tres plazas para que quedara bien con los nuevos colores. Del lila, berenjena y morados...pasamos al gris, blanco y negro, con toques de rojo para dar color. 
 
  
Me fui viniendo arriba (¡subidón, subidón!) y acabé comprando tela y tapizando las seis sillas y un par de silloncitos que tenía en otra habitación y que recoloqué en el salón. Cuidadín que soy un pelín peligrosa con la grapadora...


  
Presupuesto mínimo y me encantó el resultado, pero más me gustó la sensación de euforia al terminar. Me enganché al handmade. No lo puedo explicar pero iba cortando tela y dándole a la grapadora y no podía parar. Estaba en pleno subidón...

Es como una nueva droga de diseño. 
¡Tengo bricodependenciaaaaaa!

  Después del salón, en cuanto llegó el verano (disfruto de más tiempo libre porque trabajo menos horas), me lancé a por la cocina. Y aquí si hemos comprado sillas y mesa, porque nos hacía mucha falta cambiarlas. Pero además hemos hecho una pizarra gigante, cambiado un poco la imagen de los armarios y cuatro chorradas de textil...hasta a coser me he lanzado...pero esto os lo cuento en el próximo post...aunque os dejo una fotito del proceso para que vayáis haciendo boca... hasta otra querid@s literautas...
De compras

¡Fuera cenefa!


Pizarra nueva