domingo, 28 de febrero de 2016

COCINA, EL MAR... Y MARTINA Y PABLO














Queridas literaut@s, de nuevo  necesito compartir mis libros especiales con vosotr@s. Y estos lo son, y mucho.
Abrir un libro de Elísabet Benavent, y abrirte a él, es como lanzarse a lo desconocido. No sabes con que vas a encontrarte al abrirlo, pero sí sabes que el vuelo no será sencillo y que te esperan unas cuantas turbulencias por delante. En este caso no iba a ser menos, y  ya me he vuelto fan incondicional de la autora por siempre jamás.

Para no llenar la reseña de spoilers, porque es difícil decir de qué va la historia sin decir nada que pueda estropear una futura lectura a alguien, intentaré centrarme en lo que los libros me han hecho sentir y no entrar mucho en materia. Solo dejaros claro que son dos libros que recomiendo mucho. 
La autora trata algunos temas delicados, como la maternidad y sus dudas y los desarrolla con una verdad tal, que toca muchas fibras sensibles. 

Martina es chef, una reina del control que tiene todo medido y controlado en su vida. Pablo Ruiz es un genio de la cocina. Regenta el conocido restaurante de El mar, y como todos los genios tiene un carácter complicado. Enamora y da miedo por igual. El resto no os lo cuento. Abrid el libro y leed. Ya os podéis imaginar si habéis leído algún libro de la autora, que abundarán los personajes secundarios inolvidables y que la historia no os dejará precisamente frías.Y es que los secundarios no lo son como tal, sino que cada uno tiene su puesto de honor en la historia, convirtiéndose en protagonistas en muchos momentos. Todos y cada uno de los personajes te roba una parte de ti, y a la vez te regala algo a cambio. 
Lo especial de Elísabet Benavent es la intensidad con la que dota a sus historias, sumado a las potentes y diferentes personalidades que otorga a cada uno de los personajes que aparecen en sus novelas. Es capaz de convertir lo cotidiano en especial y único, y tiene además la  habilidad de sumergirte en la historia haciendo que la sientas muy tuya. Tu eres Martina, Silvia, Lola, Amaia, Carmen...y un largo etcétera. Te funde con los personajes de forma magistral.  Con cada historia que nos regala me deja aún más tocada.

La semana pasada acabé Martina en tierra firme, la segunda parte de esta saga, con lágrimas en los ojos, tras un epílogo especial como lectora de todos sus libros, con guiños a otro de sus personajes importantes, Valeria, y que te deja con ganas de más. El final de la bilogía es genial, y  ahonda en muchos de los miedos más comunes de los seres  humanos. No deja herida sin hurgar. te toca todas esas teclas que hacen que te remuevas por dentro.  Si el amor de los personajes es más grande que el mar...estos libros también lo son.

La narración de Elísabet es  poesía. No puedes perderte una línea porque no sabes dónde estará escondida la siguiente frase especial.  En un pensamiento, en un párrafo, o en cualquier diálogo del libro encontramos esas palabras especiales que tocan nuestra fibra sensible. Que te encojen el estómago y te hacen levantar la vista del libro y suspirar.  Te cae el lagrimón y al minuto siguiente te estas descojonando de la risa. Sabe mezclar perfectamente humor e intensidad regalándonos un sinfín de momentos inolvidables. Quiero destacar que estos dos libros están redactados, como siempre en la autora, en una  narrativa reflexiva, escrita en primera persona, como aquel que le cuenta su vida a un amigo, dirigiendose al lector con confianza, y que esto le da un punto muy interesante a la trama.

Una vez más Elísabet Benavent nos regala a unos personajes que ya se convierten en nuestros amigos para toda la vida. Una historia plagada de amor y desamor, de humor, de realidad, de amistad... Dos novelas reales como la vida misma y que os animo a que leais literaut@s.

sábado, 20 de febrero de 2016

30+8


   Ha llegado el ocho. Tengo un ocho detrás del tres. Un 3 y un 8...o sea se 38. El reloj hace tic-tac, tic-tac. Me acerco irremediablemente a los 40. En un día como hoy, en el que me faltan 731 días para ser cuarentañera (que no cuarentona, me niego en rotundo), me temo que, también irremediablemente, todo cae...por su propio peso. Y no tiene solución, a no ser que haga un maratón de gimnasio o me contraten para la portada del wo-Men's Health como al Bertín Osborne, que en dos meses lo van a dejar más musculitos que a Supermán. 
   Todo cae, querid@s literaut@s. La cara, por ejemplo, y mis fabulosos pómulos. Por más que estiro la piel delante del espejito, el mío de mágico no tiene nada. Cuando la piel empieza a descolgarse...u optamos por quirófano y parecemos momias como la Lomana que no puede ni vocalizar, o nos resignamos y conformamos con la naturalidad de un perro pachón. Me molan los pachones, que queréis que os diga. 
Y las tetas... la ley de la gravedad también hace mella en ellas. Esos pechos turgentes de antaño han pasado a mejor vida. La lactancia, los embarazos y esa... manía... que tenemos algunas de rebotar de una 40 a una 46 y viceversa, como en un partido de Nadal-Federer, que no acaba nunca, hacen que: uno...lleve ya perdidas dos tallas de sostén, y dos...mis tetas están condenadas para siempre a no volver a mirar al frente.
    Todo cae, hasta esas cosas que dejamos en el tintero por los miedos, los propios y los de extraños. Al final las cosas caen por su propio peso. Si uno es un ladrón, al final la policía lo pillará robando; si uno es escritor, las musas lo pillarán escribiendo, más tarde o más temprano. Y estas cosas...sí que es mejor que caigan...no como las tetas. 
   Así que, si estoy en la cama, como ahora, y me sobrevuelan estas ideas por la cabeza... Si tengo que levantarme a coger lápiz y papel, porque el cosquilleo de pies no me deja dormir... si me pilla la inspiración y necesito contar, decir, hablar... ¿¿¿¿¿eso significa que soy un poco (o un mucho, que luego mi profe me riñe por no valorarme lo suficiente) escritora???? RECTIFICO.....Es una afirmación. Eso significa que soy escritora. A veces no me lo creo. A veces saboteamos nosotros mismos lo que queremos hacer o conseguir. Porque da más miedo conseguirlo, que fracasar en el intento. Porque incluso cuando todo sale como uno espera, la vida cambia, nuestro alrededor muta, se transforma, y eso asusta más que decepcionar a los demás y a uno mismo. Estamos más cómodos en nuestra zona de confort, calentita, cómoda y a veces llena de mierda. Porque es nuestra mierda, la que conocemos. 
Hago público mi propósito de salir de mi zona de confort en más ocasiones, de lanzarme al vacío, de no pensar tanto, de dejarme ir en el papel, de mostrar al mundo como soy para que me conozcáis y de paso conocerme yo, yo misma y mis 38.
El reloj hace tic-tac, tic-tac. Y el mío no es biológico (ese ya lo he pasado de tuerca). Es ahora cuando me toca dar cuerda de nuevo a ese reloj que ha estado parado durante años. Engrasar la maquinaria de los sueños, los propósitos... Puede que lo que escriba no se publique jamás. Puede que solo vosotr@s seáis mi fiel público, querid@s literaut@s (que ya es mucho). Pero voy a escribir. Para que todo caiga por su propio peso. Porque tengo 38, y soy...eso....escritora.