domingo, 12 de abril de 2015

DOMINGO EN EL PARQUE

El parque no está muy concurrido. Es domingo, el día y la hora ideal para las siestas sin fin y las sobremesas interminables delante de un cubata con vaso ancho, mucho hielo y una fina rodaja de limón. Apenas hay cuatro madres haciendo la digestión al sol que fuman transgrediendo la ley antitabaco, mientras sus hijos juegan escandalosamente en los columpios. Unos jóvenes se sientan en una zona ligeramente apartada, bajo los porches, resguardados de miradas indiscretas. Hace unos veinte años pensaríamos que están comiendo pipas, pero hoy sabemos que si se esconden no será para nada bueno. Una anciana curiosa y algo desequilibrada, cruza la plaza cantando una canción popular de San Vicente y les xiques guapes . El blanco de su vestimenta hace resaltar su pelo rizado y teñido de rojo, y mientras desafina saluda a las madres alegremente haciéndolas reír a carcajadas. Da la impresión de ir bebida, aunque ella solo bebe agua, pero sigue su camino cantando para quien quiera oírla, ondeando su lema al viento: A quien le pique que se rasque, que yo soy feliz. Un coche de la nacional rodea la plaza a diez kilómetros por hora. Las madres tiran los cigarrillos. No tienen ganas de que las tachen de madres irresponsables ni de que les caiga una multa que les fastidie el presupuesto de la compra de la semana. Siguen con la vista al coche de policía que vuelve a dar la vuelta a la plaza y se para en un lateral, justo a su espalda. Cuando se oye el golpeteo de las puertas del vehículo oficial, y bajan los dos hombres de uniforme, las cuatro mujeres entran en modo alerta. Pero los policías no persiguen fumadoras, por más empedernidas que sean, persiguen fumetas. Y se dirigen hacia los porches, con calma, sigilosamente, con ese semblante serio y ese porte que solo les da el uniforme. No deben tener más de 25, pero enfundados en la piel del uniforme azul, pisando fuerte en sus botas y con el arma al cinto, saben que tienen el respeto de hombres de 60. Las cuatro madres pasan al modo cotilleo. Una se acerca con su bebé de un año en brazos a la fuente, y enciende el chorro con la excusa de distraer al niño, pero el chorro cae y cae, y la mujer no mira a su hijo que se inclina observando el agua, sino a los policías que hablan con los jóvenes fumetas, intentando escuchar algún retazo de la conversación. Las otras mujeres elucubran abiertamente, mirando con descaro. La palabra marihuana flota por el aire hasta sus oídos, confirmando sus sospechas, porque ellas son muy perspicaces y ya saben de que va el tema. Un policía acompaña amablemente a uno de los jóvenes hasta su coche, para proceder, guantes en mano, a un exhaustivo registro en busca de la hierba prohibida. Registra todo el coche, mientras el sudor perla la frente del propietario fumeta, que observa resignado como busca en la guantera, bajo las alfombrillas, en los laterales de las puertas, el maletero,...hasta en los bajos del vehículo. Las madres fumadoras cuchichean sin perder detalle de la actuación policial. Sin perder detalle de los movimientos concienzudos del policía nacional, que busca y rebusca, inclinando su cuerpo para mirar bajo los asientos. 
Sin perder detalle...del tremendo culo que tiene el policía, ¡que coño! ¡Menudo panorama! Eso son cuerpos de seguridad del estado, pero menudos cuerpos de uniforme. ¿¿¿¿Qué tienen los hombres de uniforme que hasta a la más recatada se le altera la sangre y está dispuesta a ponerse contra la pared, abrir ligeramente las piernas (he dicho ligeramente...) y dejarse cachear, desde la cabeza hasta el dobladillo de los pantalones de campana???? Los uniformes es lo que tienen...vemos a esos hombres uniformados y se nos van los ojos y ya nos imaginamos que son todos como Álex González o José Coronado en El Príncipe, luchando contra el crimen, con sus cuerpazos sudorosos, pero que siempre huelen bien, protegiendo a la chica, que siempre somos nosotras, y luciendo masculinidad por donde pasan. ¡Ay chicas! casi que me vuelvo al parque a enchufarme un pitillo, a ver si pasan esos dos de uniforme y deciden perseguir madres fumadoras irresponsables en vez de fumetas. Menos mal que el martes empieza la nueva temporada de El Príncipe, y podré darme un buen baño de cuerpos en uniforme. Buenas noches literaut@s y como dice Marga, la que siempre canta feliz, que paséis un buen día de San Vicente, el patrón de las chicas guapas.

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