Me acerqué sigilosamente con el arma en la mano. El corazón me retumbaba y me pitaban los oídos. Un sudor frío empezó a extenderse por la frente y la espalda y me temblaban descontroladamente las manos. Estaba completamente acojonada. Posé mi temblorosa mano sobre el pomo de la puerta del armario y me aferré a él, con los dedos crispados, reuniendo el valor para abrir. Respiré hondo y conseguí abrir un escaso centímetro la puerta del armario y rápidamente disparé. Disparé el insecticida y volví a cerrar de golpe. Salí corriendo despavorida cerrando tras de mí la puerta de la galería y la de casa y me subí al coche huyendo de allí, asegurándome así de que la tremenda, gigante, horrorosa y atemorizante avispa utilizara sus superpoderes de insecto, para abrir la puerta del armario de la limpieza en el que la había encerrado, la puerta de la galería, y ya de paso la de la casa, para perseguirme hasta los confines de la tierra.
Sí, sí...reíros, os doy permiso...si yo luego me descojonaba...Pero cuando te da miedo algo, ese miedo te hace hacer cosas sin sentido. Porque yo soy consciente de que mido 1,69 y de que una avispa de dos centímetros no puede conmigo, pero mi pavor a las avispas en particular, y a los insectos en general, me supera. La dejé allí dentro hasta el día siguiente, para asegurarme de que estaba muerta, y hasta que llegó mi marido para desalojarla del lugar. ¿Que os creíais? Yo ese armario no lo vuelvo a abrir hasta que no certifique la muerte...y hasta la autopsia del bicho si te descuidas...no sea que pase como en la peli de anoche en la que Belén Rueda se levantaba de entre los muertos. Yo no fui capaz de verla, por supuesto, con lo cagada que soy, de noche, y solita en el salón de casa...ni de coña. A los primeros compases de musiquita de miedo, y al primer apagón de luz, hice zapping como alma que lleva el diablo. Ni por el Hugo Silva con gafas me quedé a verla. ¡Que se le va a hacer! es que soy una miedosa de cuidado. Nada de bichos ni de pelis de miedo esta primavera...que la sangre altera, sea de humano o de insecto, así que no nos queda otra que aprovechar estas fabulosas temperaturas y disfrutar del buen tiempo, mirando a nuestro alrededor por lo que pueda venir volando. Cómo dice Rita, el caloret del verano parece que ha llegado y por estas tierras del mediterráneo, el entretiempo brilla por su ausencia.

¡Felices Pascuas literaut@s! Que tengáis unas vacaciones llenas de sol, playa, martinis con aceituna y pantalones arremangados para pescar los rayitos de Lorenzo, pringadas de crema solar para no achirrarrarnos, y preparadas para salir corriendo ante el ataque de la avispa asesina.
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