miércoles, 18 de febrero de 2015

Sexo, mentiras y cintas de video...y los cuerpos de seguridad del estado.

 La semana pasada fue agitada para nuestras hormonas, con tanto bombardeo mediático alrededor de Cincuenta Sombras de Grey. Por supuesto, fui a ver la peli, y como soy un poco masoquista me volví a leer el primer libro de la trilogía antes de la noche del estreno para tenerlo fresquito...¡¡¡ERROOOOOR!!! ¿Sabéis por qué? Pues porque lo tenía tan fresquito, que estaba congelado...y claro, me pasé toda la película comparando. Me gustó la peli PERO, (siempre hay un pero...o unos cuantos), ¡me faltó un pelín de hombría en mi cincuenta! Sin embargo, la Anastasia de la peli me pareció que transmitía perfectamente la candidez y también las pinceladas de ironía de la Anastasia del libro, aunque por supuesto, a un@s literaut@s como nosotr@s nos faltan esos soliloquios y esas conversaciones con la diosa que lleva dentro.  No voy a spoilearos nada de la película y ya juzgaréis por vosotras mismas si enseñan muy poco o muy mucho, y si las escenas de cama en particular,y la historia de amor en general, están a la altura de lo escrito por E.L. James (www.eljamesauthor.com) en su ya archifamosa trilogía.
 ¿Que por qué una mañana de martes me he puesto a pensar en cincuenta sombras mientras iba conduciendo? Pues porque ha empezado a sonar Love me like you do de Ellie Goulding en la radio, y me he metido de lleno en el libro....me he convertido en Anastasia conduciendo a Wanda a toda velocidad, mientras mi grey particular me esperaba con la corbata preparada...
Os dejo el vídeo para que os ambientéis...y os pongáis... en situación.




Y todo mentira. Ni yo soy Anastasia (ni tengo ganas de que me azoten), ni mi minipimer es un coche clásico, y por su puesto no hay grey a la vista, solo un marido corrientito. Y digo minipimer, porque mi carraca de coche tiene el mismo motor que mi batidora.
Allí estaba yo, con el viento azotando mi melena, mientras fumaba y cantaba como una descosida, cuando un control de alcoholemia de la guardia civil me ha obligado a detenerme. Manda cojones, ¿es normal que pongan controles a las diez y media de la mañana? Es que para desayunar lo normal es beberse dos o tres chupitos para despertarte. Joder, pero si yo solo aspiro a que la cafeína invada mi cuerpo...y estos machotes buscando alcohol y otras sustancias psicotrópicas. Así que SÍ, me ha tocado soplar y enseñarle mi documentación. Menos mal que estaba todo en regla y después de unas recomendaciones muy interesantes me ha dicho: "continúe por favor". ¡Ay! si al menos hubiera sido un maromo de uniforme...pero he tenido mala suerte y me ha tocado el difunto marido de Carmen Machi en Ocho Apellidos Vascos: un cincuentón con su bigote y su tricornio. Así que ¡Ole esos cuerpos de seguridad del estado que nos alegran la vista y nos hacen babear hasta cuando nos ponen una multa!
Hasta luego literaut@s, escuchad a Ellie Goulding cantar y soñad con un señor Grey con uniforme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Y tú que opinas literaut@?