Hola literaut@s, si os apetece leer una novela juvenil, muy fresca y rómántica, o si tenéis una jovencita en casa a quien regalarle un buen libro, esta es una buena opción. El tiempo entre nosotros de la escritora americana Tamara Ireland Stone, es un libro entretenido y con una temática muy original.
Anna vive en los suburbios de Chicago en 1995. Es una joven deportista en su último año de instituto. Amante de la música y con deseos de viajar por el mundo, se siente un poco atrapada en su barrio.
Bennet vive en San Francisco en 2012. Es un gran aficionado a los conciertos y además de viajar por todo el mundo...es viajero del tiempo.
A kilómetros y años de distancia, no deberían haberse conocido, pero las circunstancias hacen que Bennet y Anna se encuentren en 1995 y se embarquen en una aventura, conscientes de que la historia podría acabar con sus corazones rotos.
¿Cuanto tiempo podrá Bennet permanecer en un tiempo que no es el suyo? ¿Hasta donde podrán forzar el destino para estar juntos?
¿Os imagináis poder viajar en el continuo espacio-tiempo? El protagonista del libro puede teletransportarse a cualquier lugar del mundo con sólo pensar en él. ¡Uy uy uy...a una isla desierta me iría yo más de un día! Pero lo más alucinante es que puede ir a cualquier época comprendida desde el momento que ha nacido hasta su edad actual. No puede ver el futuro ni el pasado más remoto, no puede visitar unas termas romanas o asistir en directo a la llegada del hombre a la luna. Pero no seré yo la que ponga pegas al don, que queréis que os diga... porque poder retroceder en tu vida debe ser fabuloso.
El problema es que, según parece, no se debe intervenir ni cambiar nada del pasado, por eso del efecto mariposa. Y es que un mínimo detalle, tan imperceptible como el aleteo de una diminuta mariposa, puede condicionar que el futuro cambie. ¡PUES VAYA MIERDA! Porqué, a ver...¿para que quiero volver atrás en el tiempo para ser mera observadora de como la pifio una y otra vez? Si vuelvo al mes de agosto de mis 12 años en Aquarama cuando se me salió una teta al tirarme de las dunas, y salí de la piscina tan pancha enseñando pecho durante unos cincuenta metros...pues no voy a repetir tremenda actuación bochornosa. Casi que directamente no me tiraría por las dunas y ya está, que les he cogido manía desde entonces. Y si con 16, mis padres me pillaron un paquete de tabaco (que por supuesto no era mío), pues sería interesante guardarlo mucho mejor, para no tener que inventarme excusas, y acabar castigada igualmente.
Además, si pudiéramos viajar en el tiempo, las cosas buenas las disfrutaríamos más. Para que vamos a sufrir en esas innumerables ocasiones que engañamos a nuestros padres, si ya sabemos que no nos llegaron a pillar. Que influir en el pasado puede ser peligroso ya lo sabemos, pero yo no voy a evitar que derriben el muro de Berlín, sólo a alargar un poquito más aquel magreo que me dí con....que os lo creéis vosotras que os lo voy a contar...¿Pero a que todas estáis pensando en alguien? ¡Ay, quien tuviera una máquina del tiempo para volver a tener 18! Sabiendo lo que sabemos ahora...madre mía ¡que peligro tendríamos! Yo de momento voy a hacer una lista con unas cuantas cosas que rectificar, para estar preparada, porque esto de los avances tecnológicos avanza a la velocidad de la luz y no quiero que me pille la invención de la máquina del tiempo en bragas, que con enseñar teta ya tengo bastante, y no hace falta lucir también pandero.
Buenas noches literaut@s y buen viaje en el tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Y tú que opinas literaut@?