lunes, 2 de marzo de 2015

ESTRESADA... PERO ESTUPENDA

¿No os da la sensación de que todos los días os dejáis algo en el tintero? A mí las 24 horas del día no me dan para más, y mira que las estiro y las estiro hasta más no poder...tanto que me da un poco de miedo, ahora que me acerco peligrosamente a los cuarenta, que acabe cayendo redonda de un ataque de estrés. Pero es que no se hacerlo de otra forma. Si me pongo a hacer recuento de todas las tareas que se nos asignan, y que nos autoasignamos a nosotras mismas, me quedo alucinada. Y eso teniendo en cuenta que hoy en día nuestros maridos suelen echarnos una mano, a no ser que se hayan quedado anclados en el siglo pasado o que nosotras les permitamos vivir como si estuvieran en casa de su madre con 15 años.


Ese cincuenta por ciento (suponiendo que sea un cincuenta) que nos toca de la limpieza, el cuidado de los hijos, la colada o la comida, consume una buena parte de nuestras energías. Pero además, como mujeres que somos, nos viene autoimpuesta la tarea de mantenernos bien monas y arregladitas. Que es una decisión propia, eso que conste en acta. Yo no llego al dicho de "antes llego tarde que no voy arreglada", pero sí que me robo una hora de sueño para poder cumplir con esas tareas cotidianas que intentan subsanar el paso del tiempo,que avanza irremediablemente sin que podamos hacer nada para evitarlo. No me importa decir que soy coqueta, y me encanta serlo. Tampoco me obsesionan los años. Y es que más vale tener arrugas que no llegar a tenerlas, y si son de la risa pues mejor que mejor. Pero, últimamente, me paro a pensar la cantidad de tiempo que empleamos las mujeres en estas lides. Secarnos el pelo, pintarnos las uñas,  maquillarnos, ponernos la crema antiarrugas y depilarnos hasta no dejarnos ni un pelo de tontas. ¡Madre mía! tenemos trabajo para dar y vender. ¿Y de las cremas anticelulíticas que me decís? ¡que sufrimiento! Con las de efecto calor parece que tienes sofocos menopaúsicos,  y con las de efecto frío igual te mueres de un ataque de piel de gallina...si hasta los pezones te duelen del frío que tienes. Es que a veces somos un poco masoquistas. Yo de las anticelulíticas ya paso totalmente. Ya no me hacen falta porque la piel de naranja se ha instalado en mis muslos y creo que piensa quedarse de por vida.

Apruebo cualquier tipo de tortura de esta clase, y me las practico a mí misma de forma cotidiana. Lo que no apruebo, y no debería hacerlo ninguna mujer, es perder tanto tiempo en nuestro día a día para acicalarnos, sólo para los hombres. Que no se nos ocurra ponernos guapas exclusivamente para nuestro marido, para nuestro amante o para el vecino del quinto que nos cruzamos por las mañanas. ¡Ni hablar!, que la mayoría no se toma tantas molestias por nosotras, ni se lo merece tampoco. ¿O es que a ellos no les crece la tripita cervecera, les cae el pelo o les crece por demasiado sitios del cuerpo? Y si te toca un hombre coqueto, un pelín metrosexual, al que le gusta comprarse ropa, arreglarse, depilarse y ponerse cremitas, pues estais empatados. Pero como te toque uno a la vieja usanza, de los que quieren que les compres los calzoncillos como su madre, pues estás siempre en desventaja. Siempre con la cantinela de que somos tardonas, que acaparamos el cuarto de baño, que si igual estamos bien...¡¿Como que igual estoy bien?! ¿Estaré mejor después, no? ¿O es que le gustaría más, con el pelo a lo afro, con cara de muerta y ojeras hasta los pies y con unos pelos en las piernas como Macario? Y ya no hablemos del sobaquillo y de las ingles...¡por favor! ¿Como voy a estar igual después de todo el trabajo que me toca hacer?
Así que teniendo en cuenta tal desagradecimiento por su parte...más vale que lo que hagamos, sea exclusivamente por nosotras, y por sentirnos bien con nosotras mismas, aunque sólo sea para mirar las fotos de hace seis años y decir: "¡Ay que horror, que pinta! Pues mira, con los años estoy mejor"
Buenas noches literaut@s...y a lucir espléndidas mañana.

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